Asistimos a la peor recesión mundial y nacional de la historia del capitalismo, producto de una recesión, de la cual no se ha salido desde el 2008 y un año de pandemia por el covid-19.
Los estragos en la economía son de un decrecimiento del PIB entre 6 % y 10 %. Y tasas de desempleo entre 10 % y 15 %, cuando no más.
En Colombia estos estragos se ven reflejados en la pérdida de ingresos. Según Anif entre los meses de abril a julio los hogares perdieron $21,6 billones algo así como $5,5 billones por mes, que si extrapolamos a los siguientes meses, así fuesen menos las pérdidas, podríamos hablar de que en 8 meses de pandemia bien podría arrimar las pérdidas a unos $36 billones. Es decir, un sector significativo de la población está pasando hambre. Ya el Dane viene mostrando que el 70 % de la población ha dejado una de las comidas diarias.
De esta manera, según la mayoría de los economistas y la academia, se presenta entonces un serio problema de demanda en la economía pues no hay consumo ni compradores, pues la población no tiene plata en el bolsillo.
Y esto es lo que se debe resolver, primero para que la población más vulnerable no pase hambre y segundo para estimular la compra de bienes y servicios y así reactivar la economía y el empleo. Con la vieja receta neoliberal y más ahora en esta excepcional situación, las leyes del mercado no resuelven y se debe acudir al Estado para recuperar los ingresos de la población con gasto público y apalancar una reactivación económica y del empleo.
Para ello el gobierno nacional debe atender la petición de que han hecho diversos sectores sociales y políticos y que hoy los trabajadores representados en las centrales obreras y las confederaciones de pensionados llevan a la Comisión de Concertación, como es la renta básica universal, no un irrisorio "ingreso solidario" de $160.000 para 2,5 millones de colombianos, y el subsidio a las nóminas de las mipymes al menos un 90 % y no el insuficiente de $350.000 por trabajador incluyendo a las grandes empresas, lleno de requisitos imposibles de cumplir en la medida en que se desciende en el tamaño de la empresa, que son los más necesitados.
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Sin apoyos del Estado es muy difícil una reactivación rápida y sustentable. Y por tal la recuperación de los ingresos será lenta y traumática para los más vulnerables
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Sin estos apoyos del Estado es muy difícil una reactivación rápida y sustentable. Y por tal la recuperación de los ingresos será lenta y traumática para los más vulnerables.
Y en materia de salario mínimo los trabajadores han presentado la propuesta de un millón de pesos y $120.000 de auxilio de transporte, con la misma lógica que salarios más altos contribuyen a mejorar los ingresos de la población y sus hogares y así, con más plata en el bolsillo, poder comprar y consumir más bienes y servicios, dinamizando la economía y el empleo. Es el círculo virtuoso de mayores salarios, más producción, más empresas y más empleo.
Así lo ha dejado claro el editorial del New York Times del pasado 28 de noviembre que titulado "Hablemos de salarios más altos", afirma cosas como:
"Aumentar los salarios de los trabajadores estadounidenses debería ser la prioridad de los responsables de la política económica y la medida del desempeño económico bajo la administración Biden.
"El argumento aquí es que los salarios más altos pueden avivar el motor del crecimiento económico.
"La misma lógica sigue siendo válida: el consumo impulsa la economía estadounidense y los trabajadores a los que se les paga más pueden gastar más".
Proviniendo de donde proviene, bien valdría ponerlo en práctica.
De no atenderse éstas peticiones y propuestas, continuaremos en el desbarrancadero de la precarización laboral y social y un motor incontenible de la protesta social y política.
Posdata: el gobierno acaba de mostrar en la Subcomisión de productividad de la Comisión de Concertación una productividad, tanto la PTF como la laboral, negativas. Es un exabrupto. Es como si el trabajo destruyera riqueza. No nos crean a los trabajadores tan...
Twitter: fabioariascut
