Desde el año 2008 se viene conmemorando el Día Mundial por el Trabajo Decente por iniciativa de la Confederación Sindical Internacional -CSI- como una forma de impulsar y concretar el concepto nacido en la OIT en 1999 que expresa la necesidad de cumplir unas condiciones para hacer valer el derecho fundamental al trabajo en condiciones de ingresos dignos, con plena seguridad social, con plena aplicación de los derechos de asociación, negociación y huelga y practicando el diálogo social.
Pues bien, el gobierno de Iván Duque en desarrollo de una decisión del gobierno anterior que hizo suya esta iniciativa, invitó a conmemorar este día con la firma de un PACTO por el trabajo decente el día 9 de octubre en la Plaza de Lourdes en Bogotá.
Para ello levantó tarima y una feria de diversas instituciones públicas y privadas con la promoción de dicho pacto. Y en este sentido proclamaron y firmaron el Pacto por el Trabajo Decente.
Dicho pacto no pasa de ser una enumeración de buenos propósitos ya consagrados en la ley y en los convenios de la OIT que, analizados, arroja un altísimo déficit en el cumplimiento de ellos por parte tanto del gobierno como de los empresarios.
En el evento el presidente Duque aseguró que “el Trabajo Decente empieza por tener todas las garantías de seguridad social y el respeto de los derechos fundamentales del trabajo”. Y eso es lo que no hay en Colombia.
El 64 % de los trabajadores se debaten en la informalidad,
sin contratos de trabajo, sin estabilidad laboral, sin vacaciones,
sin prestaciones sociales y sin seguridad social
El 64 % de los trabajadores se debaten en la informalidad, sin contratos de trabajo, sin estabilidad laboral, sin vacaciones, sin prestaciones sociales y sin seguridad social. Y sin respeto a los derechos fundamentales del trabajo establecidos por la OIT como son los derechos de asociación, negociación y huelga. Así, solo el 5 % de los trabajadores están afiliados a un sindicato, la negociación colectiva solo cobija al 3 % y las huelgas son declaradas ilegales, y si fuera poco se estigmatiza la protesta social afirmando sin demostrarlo, como lo hace el ministro de "Guerra" el Dr. Botero, que está financiada por organizaciones armadas ilegales.
Y se pude agregar, entre múltiples índices de ausencia de trabajo decente, que el 50 % de los trabajadores tienen ingresos por debajo del salario mínimo sin que nadie pueda explicar cómo sobreviven los colombianos y mucho más ahora cuando desde el Ministerio de Hacienda el Dr. Alberto Carrasquilla viene señalando que este salario mínimo es muy alto aspirando a degradarlo aún más.
De tal manera, se puede preguntar qué sentido tiene firmar un pacto por algo que arroja un altísimo déficit en el país, y mucho más que quién lo propone es el gobierno que ya posesionado debe, no hacer enunciados ya hechos en la campaña electoral, sino realizar medidas concretas para superar dicho déficit.
Por ejemplo, en plena campaña el hoy presidente dijo que haría aumentos extraordinarios del salario mínimo. Pues bien, en su alocución con motivo de la firma del pacto, no mencionó ningún compromiso, ni ninguna medida al respecto, tampoco lo hicieron la ministra de Trabajo ni el ministro de Hacienda en la pasada Comisión de Concertación del pasado 3 de septiembre.
En pos palabras, solo shows mediáticos de meros anuncios, sin ninguna medida, ni metas concretas, ni planes definidos. Todo para querer aparecer que sí se hace algo para los trabajadores, pero sin nada concreto. Forma predilecta de hacer anuncios sin ningún compromiso.
Por lo contrario, el gobierno sí ha anunciado medidas concretas absolutamente regresivas como las reformas tributaria, pensional y laboral. En la primera reducir los impuestos a los ricos y "clavar" a los ciudadanos de a pie con el IVA a la canasta básica familiar. En la pensional atender al parasitario capital financiero eliminando a Colpensiones y su solidario régimen para apropiarse del total de los aportes. Y en materia laboral la ministra de trabajo ha propuesto mayor flexibilidad laboral, profundizando en precariedad, pretendiendo legalizar la tercerización laboral, entre otras.
Entonces de ¿cuál Pacto por el Trabajo Decente puede hablar este gobierno?
Sin lugar a dudas se puede concluir que, así las cosas, no se habla de algo serio, sino de todo un plan de meras simbologías encaminadas a engañar y distraer.
Se aprovechan de un sentir y querer de los trabajadores para hacer demagogia y mientras tanto preparan y avanzan en sus proyectos de atender los intereses de quienes verdaderamente representan, al gran empresariado nacional e internacional.
Muy bien que la CUT de Colombia no haya firmado dicho "pacto", y por el contrario esté advirtiendo a los trabajadores de lo que prepara el gobierno contra ellos y el resto del pueblo y por tal la necesidad de manifestarse mediante la más amplia convergencia social y política, en la movilización en la Calle, como hoy lo hacen los estamentos universitarios en todo el país exigiendo presupuesto para la educación pública.
