¿Para qué Metro si tenemos TransMilenio?

¿Para qué Metro si tenemos TransMilenio?

Según Peñalosa los buses nuevos son pura innovación porque son "como el metro de Nueva York” ya que sus sillas son "idénticas" a este. Entonces, ¿para qué un metro?

Por: Valeria Sánchez Prieto
febrero 20, 2020
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¿Para qué Metro si tenemos TransMilenio?

Hace unos días escuché a un extranjero hablando con asombro cómo los colombianos establecemos relaciones sociales con otros gracias a las conversaciones de pasillo sobre el sistema de transporte en la ciudad de Bogotá. Pareciese, afirmaba él, que así es como se forman los vínculos de amistad aquí, compartiendo las experiencias cotidianas de los trancones, las extenuantes esperas en portales, la inseguridad que la movilidad implica, los tumultos en buses y estaciones, etc., con los compañeros de trabajo o estudio, la familia y hasta con los desconocidos que están sentados a nuestro lado o de pie en los portales, en lo que parecen trancones y filas interminables.

De la variedad de problemas sociales que representa la movilidad en Bogotá y, que afectan de manera representativa la cotidianidad de los usuarios, vamos a focalizarnos en este artículo específicamente en los nuevos buses de Transmilenio. Aunque el periodo de gobierno de Enrique Peñalosa terminó, no por ello su legado llega a su fin. De hecho, como broche de oro nos deja lo que para él representa un importante progreso tecnológico: Nuevos buses del Sistema Integrado de Transporte Transmilenio.

Aunque ciertos sectores de la sociedad apoyan esta iniciativa, la mayoría de los ciudadanos, especialmente los usuarios del sistema, reconocen esta acción como una condena para la ciudad de Bogotá.  A parte de la corrupción, la contaminación ambiental, la inseguridad, las vías en mal estado, entre los otros muchos problemas que caracterizan a la capital del país; nos encontramos con un medio de transporte que, aunque es ‘nuevo,’ paradójicamente representa más desventajas que beneficios. A continuación, mencionaremos algunas razones sobre por qué los nuevos buses de Transmilenio son a pesar de todo un sin sentido.

Para empezar, todos supimos sobre el famoso caso de uno de los buses nuevos de Transmilenio que se varó el 17 de junio de 2019 en la troncal de suba. ¡Buses nuevos y ya había uno varado! Pues bien, fuimos testigos de otra de las fallas de uno de esos buses. La pantalla del articulado no funcionaba, motivo por el cual el conductor no sabía en cuales estaciones donde debía parar. Recordemos que los conductores de los buses de Transmilenio tienen que hacer diferentes rutas en un mismo día y semana. Por lo tanto, es imposible que memoricen las paradas de cada uno de los destinos; en consecuencia, para evitar equivocaciones se supone que el sistema les provee las herramientas necesarias. En este caso, debieron garantizar el buen funcionamiento de la pantalla que anuncia las paradas del articulado. Especialmente si estamos hablando de buses “nuevos”.

Teniendo en cuenta las condiciones en las que se encuentran la mayoría de vías de Transmilenio de la ciudad de Bogotá, es común que los buses frenen de manera imprevista y ‘cojan’ huecos. Con los buses antiguos, cuando el conductor frenaba o el TM pasaba sobre un hueco las personas que iban sentadas tenían al menos la posibilidad de sostenerse de la silla que estaba frente a ellos. Nos obstante, en los nuevos buses la organización de las sillas es en dos líneas de forma paralela una frente a la otra, entonces cuando el bus frena o “salta” debido a un hueco los pasajeros se van encima de quien se encuentra sentado a su lado. Del mismo modo, cuando el TM gira en una curva por la inercia que se genera los que están sentados se van encima de los que están de pie. Quienes están sentados a los extremos pueden sostenerse de las barandas, pero quienes están en la mitad (las sillas están separadas por grupos de a tres) no pueden hacerlo.

Frente a estos primeros puntos es importante recordar que, la razón de la organización de las sillas es porque “así son los asientos en el metro de Nueva York”. Sin embargo, el señor exalcalde pareció no tener en cuenta que la línea del metro de NY no presenta huecos, altibajos, fracturas, ni baches que interfieran en su recorrido…

¡Ahora es imposible cruzar la pierna! ni siquiera acomodarse de diferente manera en la silla. Si uno cruza las piernas mantiene dándole punta pies a la persona que esté de pie frente a uno debido al reducido espacio. Por este motivo, a parte de la incomodidad que las sillas representan, los pasajeros tienen que estar sentados en la misma posición todo el tiempo y, como todos sabemos los trayectos en Transmilenio usualmente no son de 15 ni de 20 minutos… Si uno mismo a penas se acomoda en las sillas de los nuevos TM, imagínese las maromas que tienen que hacer todos aquellos que van con niños en brazos, o los que los llevan sentados sobre sus piernas. Ante un hueco, una fuerte frenada o una curva quienes viajan con niños tendrán que resolver no sólo cómo sujetarse ellos mismos, sino también cómo proteger al infante de cualquier lesión.

Cabe resaltar que la incomodidad en los nuevos buses no sólo la sienten aquellos que van sentados. Las personas de pie “también llevan del bulto”. Estos buses son más angostos que los antiguos, por lo que en los pasillos se pueden ubicar menos personas y, como todos sabemos, en las horas pico muchos tenemos que encontrar la manera de hacernos un espacio dentro del articulado para llegar al lugar de destino y no tener que estar más de 40 minutos esperando en una estación o portal.

Teniendo en cuenta que según Peñalosa “el Transmilenio es como el metro de Nueva York”, ¿será que los pasajeros colombianos son igual de altos a los estadounidenses? Los nuevos buses tienen unos ganchos que le permiten a las personas de pie sujetarse, estos están distribuidos en la varilla superior de cada articulado. No obstante, en algunos buses la varilla superior y, por tanto, los ganchos se encuentran muy altos. El problema de las varillas altas es que, aunque algunos pasajeros pueden alcanzar a sostenerse, deben tener los brazos totalmente erguidos durante un recorrido que podría durar entre 45 minutos y 2 horas.

Refiriéndonos al estado general de las troncales de Transmilenio, a principios del 2019 se crearon pequeñas bibliotecas públicas, con servicio a préstamo de libros llamadas “BibloEstaciones” en diferentes estaciones de la capital de país. La iniciativa, en principio, podría entenderse como algo positivo, en la medida que se está promoviendo la lectura. Sin embargo, ¿Qué tan cómodo es leer en un medio de transporte en el cual uno ‘salta’ cuando el bus pasa por un hueco, uno empuja a las personas del lado en cada curva y, además es poco probable ir sentado durante un trayecto? Leer en estas condiciones conlleva a que se esfuercen más los ojos, lo cual puede ocasionar el deterioro de la visión, migraña entre otras afectaciones en la salud.

En fin, claramente hay un descontento con los nuevos buses de Transmilenio, eso sin querer decir que con los antiguos transmilenios todo estuviera en orden tampoco, porque el problema de fondo es como tal este sistema integrado de transporte. Ahora bien, luego de leer estas razones quizá muchos dirán “si no le gusta, coja taxi”. No obstante, compañeros colombianos no se trata de eso. Se trata de que si estamos pagando por un servicio es para que se cumplan unas normas mínimas y no, para que uno se tenga que aguantar un trato inhumano todos los días. Pareciese de hecho, que con cada pasaje estamos pagando para aventurarnos (nótese el sarcasmo) en un trayecto en el cual nos pueden robar, manosear, empujar, apretujar e insultar.

Así las cosas, cómo las conversaciones de pasillo no van a estar atravesadas por las experiencias en el sistema de transporte, si en las mañanas antes de llegar a trabajar o a estudiar es lo primero con lo que nos encontramos y, en las noches, previo a llegar a nuestras casas a descansar de un agitado día, tenemos que lidiar con todo lo que representa hacer uso de este sistema de transporte en la ciudad de Bogotá.

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