Qué mejor forma de hablar sobre la calidad de la educación que tomando como referencia el alma mater de las instituciones: sus estudiantes. Nadie mejor para entender cómo se es aplastado sistemáticamente por un modelo educativo obsoleto.
Empezando porque ahora el Estado pareciera darle licencia de operación a cualquier casa con letrero para enseñar a nivel superior. ¿Dónde queda el concepto que la educación debe ser íntegra y las instalaciones deben contar un campus universitario? Y aparece la pregunta que muchos nos hemos hecho, pero que todos nos negamos aceptar la respuesta.
En la historia de la humanidad, todo se ha utilizado de alguna manera, como arma de guerra. En este caso, la educación no es la excepción. ¿Para qué tener ciudadanos leídos, con conocimientos y que puedan entender las leyes creadas por buitres? ¿Para qué? Lo importante es que el pueblo sienta que con poco o nada están contentos.
Pongámoslo en contexto: ¿para qué invertir en educación superior cuando se tienen entidades que gradúan cientos de profesiones no calificadas? ¿Para tener que pagarles más? ¿No ven que se puede crear una inestabilidad en la “economía” del país? Ya sé, pues ahora digamos que van a ser bilingües, para que no exijan más. “Es que el que sabe inglés tiene un mejor futuro” Y pues claro, todas las noticias contadas desde al ángulo indicado, parecen maravillas.
Pero volvamos al tema, las universidades hoy son en pocas palabras edificios o casas pero no un campus. (Definición de campus por la RAE, "Conjuntos de terrenos y edificios pertenecientes a una universidad") ¿Dónde están esos terrenos?
Bueno, mis apreciados compatriotas, con este corto escrito se puede ver la punta del iceberg de un estado que no se preocupa por la educación de su pueblo. Hay quienes preguntaran: ¿y los certificados de alta calidad? y bueno… ya se imaginarán que si yo tuviera poder y me invento un certificado nuevo con renombre, todos intentarían comprarlo, aunque en la vida real sea solo un papel y las universidades sigan igual de desajustadas que siempre. Porque en eso es lo que nos hemos convertido, en figurar, pero no en aportar a la ciencia ni mejorar el país.