Según la RAE cuando es “indubitable, clara, sin tergiversación se habla de la verdad”. Hoy día y con las redes sociales de cómplices la certeza se convierte en la fiel escudera de la palabreja femenina y cae como anillo al dedo en épocas de fake news y justo hoy, que en Colombia celebramos por pura vanidad del gobernante de turno en el 2004, una fecha que no es la reconocemos como nuestro Día del Periodista.
Una persona que se equivoca debe corregir. Un periodista lo mismo pero presentando sus pruebas de lo que dice, no solo bla bla bla. Hoy en día la verdad tiene muchos enemigos y lo peor es que se está atacando al mensajero. Al periodista.
Muchos utilizan las comillas para disfrazar sus opiniones malas o buenas, afirmando o poniéndoles el remoquete de informaciones de soterradas gentes que no quieren ser publicitadas, pero que lanzan el filo de la navaja al ver que se hiere. Gabo decía algo muy particular al respecto: “El empleo desaforado de comillas en declaraciones falsas o ciertas permite manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal”.
Hoy en esta fecha, nosotros los periodistas debemos manejar con guantes de seda esa certeza que decimos o tenemos de los asuntos e informaciones y permitir que nuestras audiencias nos sigan seguros de que lo que decimos es cierto, hay verdad, hay certeza. Lo demás son fake news.