A manera de ultimátum, el gobierno nacional le acaba de decir al ELN que se está quedando rezagado del tren de la paz. Ciertamente ese grupo guerrillero no da muestras de reconciliación y, lo que es peor, casi a diario asesina y secuestra a policías, militares y también a civiles.
El ELN nota que se le mira por encima del hombro y que no se le trata con el respeto que desde el 7 de agosto de 2010 recibe la guerrilla de las Farc.
Y razón no les falta a los hombres de Gabino. Su organización ilegal nació a la par con la de Tirofijo. Tanto ELN como Farc llevan más de 50 años atormentando al pueblo colombiano a punta de asesinatos, secuestros, extorsiones, voladura de oleoductos, reclutamiento de menores, desplazamiento forzado de campesinos y narcotráfico.
No es que el ELN se esté quedando atrás con el tema
de la solución política negociada.
Lo que pasa es que de la noche a la mañana en Colombia resultó
mucho más simpatizante de las Farc
No es que el ELN se esté quedando atrás con el tema de una solución política negociada. No. Lo que pasa es que de la noche a la mañana en Colombia resultó mucho más simpatizante de las Farc. Por estos días aquel que no haya ido a La Habana a rendirles pleitesía a Timochenko y demás camaradas está en nada. En cambio al "pobre" ELN nadie le lagartea. Ni siquiera los tradicionales sobachaquetas que se le apuntan a todo lo que se mueva en asuntos de supuestas negociaciones.
Como en este país la guerrilla pareciera estar ganado el pulso, al ELN —que hace unos cinco años estaba contra las cuerdas gracias a la labor de las Fuerzas Armadas— le dio por sacar pecho y desde hace varios meses tiene azotado el nororiente del país.
En una de sus últimas "travesuras" los elenos se retrataron de cuerpo entero: tienen secuestrado al señor Ramón José Cabrales, quien al momento de su retención ilegal —3 de septiembre de 2015— se desempeñaba como consejero de la Gobernación de Norte de Santander. Los guerrilleros piden por él una gruesa suma de dinero. Moncho Cabrales hace parte de una familia azotada por la guerrilla. En el pasado dos de sus allegados murieron en cautiverio.
Si algo tiene claro el ELN es que en este país el crimen paga. A los de Gabino razón les asiste cuando piensan que si a las Farc —con todas las atrocidades que sus miembros han cometido a lo largo de su medio siglo de ingrata existencia— se les trata con guante de seda, por qué con ellos no sucede lo mismo si están a la par en cuestión de maldad.
Da la impresión de que el gobierno quiere que el ELN entregue sus armas sin mayor bulla y sin mayores pretensiones. Con las Farc, en cambio, todo es distinto. Sus delegados en la capital cubana son desde hace rato los dueños de la verdad en Colombia. Opinan de todo, se meten en todo y saben de todo. Y, lo peor de todo, se burlan de todos.
El gobierno, ingenuo y bien intencionado, creyó que podía sacar el proceso de paz con las Farc en cuestión de meses y no de años. Bueno, en parte eso se ha cumplido: ya llevamos casi 48 meses negociando. Ingenuo y bien intencionado, igualmente, el poder ejecutivo ha creído en la palabra de Timochenko en el sentido de que el 23 de marzo o antes se firmará un acuerdo entre las partes para poner fin al conflicto armado.
Amanecerá y veremos porque a las Farc no se les puede creer ni las mentiras. Seguramente cuando esa fecha llegue los herederos de Tirofijo dirán que todavía no se puede firmar ningún papel porque está en duda la clasificación de la selección colombiana al Mundial de Rusia, o porque a Ariadna Gutiérrez le robaron la corona en Miss Universo, o porque la titularidad de James está embolatada en el Real Madrid o porque España no nos quiere devolver el Tesoro Quimbaya.
Por su parte, pretenderá el Eln que se le trate de igual manera que a las Farc, es decir, con alcahueterías y derecho a exigir de todo: que haya un tribunal especial de justicia para que sus miembros sean absueltos y sus enemigos encarcelados, que haya zonas de concentración para que sus guerrilleros puedan engordar y reponerse de tantos años de guerra, que Gabino sea nominado al Nobel de Paz y, de ñapa, que se vaya el procurador Ordóñez para que no critique tanto los procesos de negociación.
P. D. Es positivo que 40 años después de su muerte en combate sean hallados los restos óseos pertenecientes a Camilo Torres Restrepo, el sacerdote católico que dejó la sotana y optó por las armas a través del ELN. Lo que es un despropósito es que el respetable doctor Carlos Valdés, director de Instituto Nacional de Medicina Legal, haya dicho que "esta exhumación se constituye en el trabajo científico forense más importante de los 102 años del Instituto. Es el mayor reto que hayamos tenido". Doctor Valdés: Colombia es un país con miles de familias que todavía buscan a sus seres queridos desaparecidos por culpa, en muchos casos, de la organización ilegal a la que se unió el padre Camilo.
