James, desafiante, le dijo a Rafael Benítez que primero estaba la Selección que su equipo. Esa misma rebeldía no la podrá sostener con Florentino Pérez, su verdadero patrón. Veinte años atrás, cuando todavía era más rentable el fútbol de selecciones que el de clubes, a equipos como el Real Madrid les interesaba que sus jugadores se destacasen en los partidos de eliminatoria. Ahora una fecha Fifa es vista como una molestia para ellos.
El Real Madrid es particularmente cicatero con el tema. Es un misterio que Cristiano Ronaldo, Luca Modric, Benzema y James desde que llegó a la Casa Blanca, no rindan de la misma manera con sus selecciones. La razón se debe a los compromisos que genera volverse imprescindible para el equipo más poderoso del mundo. James es un tipo ambicioso y entregado a la causa nacional. Pero él sabe que exponerse a un nuevo rasguño días antes de jugar el clásico le valdría perder terreno en la carrera perpetua hacia la titularidad a la que parece haberlo condenado su actual técnico.
Florentino espera que sus jugadores sepan lo que significa pertenecer al Real Madrid. Para un verdadero galáctico no existe nada más que la causa madridista. Por simple lógica James sabe que para su carrera es más importante el juego contra el Barcelona que las dos cruciales fechas de eliminatorias. Es la cruda realidad. Los tiempos en los que estrellas como Maradona se infiltraban para jugar con su selección han terminado. Le debemos todo a James y eso no va a cambiar. Entendemos que el fútbol ya no le pertenece a le gente, que hace años ha dejado de ser un juego para convertirse en una fábrica que vende camisetas. No me hago muchas ilusiones con lo que puedan hacer él, Bacca o Jackson.
Un empate hoy será una hazaña
y una derrota podría ser el fin
de la era más exitosa del fútbol colombiano
Y esa realidad se ve en las calles. En el centro de Bogotá despierta más expectativa un Real Madrid- Barcelona que el juego de hoy contra Chile. El pésimo nivel que ha demostrado la Selección desde la Copa América no da para albergar grandes expectativas. Un empate hoy será una hazaña y una derrota podría significar el fin de la era más exitosa de la historia del fútbol colombiano. Ante las presiones los cracks se crecen y esperemos que eso suceda en Santiago, lo necesitamos, no queremos otro técnico que no sea el argentino, no confiamos en nadie más y los jugadores deben demostrar en la cancha que no confían en nadie más. Ahora más que nunca Pékerman necesita de ellos.
James, al igual que Nairo Quintana y Falcao García, tienen un ADN distinto al de cualquier otro deportista colombiano. La exigencia con la que asumen cada partido, cada vuelta, los lleva a darle todo. El problema es el poder, casi mafioso, que ejerce el Real Madrid sobre los jugadores. El del Madrid es un poder tan grande que es capaz de doblegar a un tipo de acero como es James Rodríguez.