Es increíble encontrar en la ciudad el desamor y la falta de apropiación por nuestro hogar; registrando en muchas de nuestras esquinas capitalinas escombros y bolsas destrozadas que afectan, no solo el paisaje, si no también nuestra salud, nuestro ambiente y generando un riesgo para nuestro sistema fluvial que podría ocasionar inundaciones en época de invierno.
Queremos un mundo mejor, pero no queremos cambiar la forma de vivir en nuestro entorno, queremos que las entidades distritales trabajen día a día, pero no nos interesa cambiar nuestros hábitos para reducir los impactos que generamos al mezclar los desechos con el reciclaje y arrojarlos en las calles.
Cuando salgo por toda la ciudad, siempre termino con el corazón en la mano y una lágrima en el alma: una ciudad sin amor, una ciudad sin dolor, una ciudad que cuando no se ama no importa que partido político o persona este dirigiendo. Puesto que es más grande la falta de amor que la falta de voluntad.
¡Sabes!, en ocasiones yo soy parte del problema y me ocurrir que sin intención pierdo un papel en la calle y utilizó una técnica muy especial, recojo dos papeles que encuentre en la calle y trato de esta manera de compensar el daño que ocasiono.
Sabemos que el mundo no cambia con una persona que realice este ejercicio de compensación, pero si muchas personas realizamos este ejercicio, ¿no cambiaremos el mundo?; pero ¡sí cambiaremos nuestro entorno!
Es un tema que genera una reflexión y una autocrítica para poder regalar a una ciudad que tiene las puertas abiertas a todos y que sin importa quienes somos, que hacemos o que queremos, es la ciudad que siempre te regala una mañana, siempre te entrega una oportunidad y que ante todo siempre te llena de el corazón con un lindo atardecer.
Podemos reparar el amor por nuestra ciudad, podemos mejorar nuestro amor propio, podemos aportar con apropiación el mejoramiento diario de nuestra ciudad, para que cuando salgamos a la calle no digamos siempre #DueleBogota.