El hermetismo de la naturaleza ha confinado a la especie más violenta, irracional y cruel lejos del mundo de la vida. Presos y solos, nos encontramos pagando el alto costo del daño que le causamos al mundo. Al fin y al cabo, todo lo que acontece es acción reacción. Sin embargo, y como toda condena, llegará el momento en que seamos perdonados, y con el perdón, el ciclo natural podrá darnos la absolución si comprendemos que:
Cuando salgamos el hombre no será el mismo porque ha llegado a comprender el valor del mundo y de la realidad que lo rodea. Ha sido consciente de la importancia del aíre y del agua. Ha sido consciente del valor de la vida que se refleja en cada uno de los seres vivos. Ha sido consciente de la necesidad de aprender a vivir como una especie más que depende de lo que el mundo y la naturaleza le brinda.
Cuando salgamos el hombre habrá comprendido que el mundo tiene un sentido mágico que vitaliza el hecho de habitarlo. Es un espacio que llena de energía y sabiduría al hombre. Es un espacio de comunión con lo más sagrado que es y será la vida. Y en esa magia, halará las formas de encontrarse consigo mismo para ser con el otro. El mundo de la vida aún guarda formas de sabiduría no científica que nos permite amar el espacio temporal en el que nos movemos.
Cuando salgamos habremos descubierto que el amor es una condición humana que la hemos relativizado bajo formas comerciales que predominan conforme a unas lógicas impuestas por unos cuantos. Y al ver que materializamos el amor, empezaremos a considerar nuevas formas de amar, y allí veremos que amar es una capacidad para reconocer al otro. Amar es un sinónimo de ayudar y un complemento de la hermandad. Amar es una forma de ser seres humanos. Amar, como principio vital para aprender a vivir en comunidad.
Cuando salgamos seguramente habremos descubierto que hemos creado ídolos falsos que nos dejaron solos en estos momentos de angustias. Las religiones serán vistas como sofismas y los lideres religiosos como hombres mentirosos y dogmáticos que se valieron de la idea de un Dios vengativo para construir un sistema económico que genera desigualdad y contribuye a la pobreza del mundo. Pasaran a la historia como hombres negligentes y avaros que se negaron a dar la mano al necesitado. Pasaran a la historia como mercaderes de la fe que usufructuaron la idea de Dios en una humanidad abandonada ante los acontecimientos acaecidos.
Cuando salgamos veremos que hemos desgastado el tiempo en espectáculos banales y efímeros que los hemos convertido en modos y formas de vida. Le robamos el verdadero sentido a la vida para convertirnos en esclavos de industrias adquisitivas que nos pintan, bajo el concepto de felicidad, productos que consumimos con desesperación. El fútbol, la música, las redes sociales, nos robaron mucho de nuestra cotidianidad y de nuestra experiencia en el mundo haciéndonos creer que allí estaba el elixir para ser feliz… esos mismos productos hoy, son efímeros ante la realidad en la que vivimos.
Cuando salgamos veremos que vale la pena detenerse en medio del día atareado para respirar y mirar al sol. Cuando salgamos veremos que vale la pena darle la mano a aquel que se ha caído en cambio de empezar a reír. Cuando salgamos nos daremos cuenta que las mínimas formas de afecto y cordialidad pueden hacer del día a día una rutina más humana y menos mecánica. Cuando salgamos quizás podamos entender que las cosas más significativas en el mundo carecen de un valor comercial… pero tienen mucho de un valor emocional.
Cuando salgamos entenderemos la soledad en la que hemos condenado a los viejos. Comprenderemos la preocupación que han sentido nuestros padres y le daremos sentido a las necesidades afectivas que nos han expresado nuestros hijos. Cuando salgamos le daremos más valor a la familia como eje fundamental de la vida humana, y con ello, entenderemos que es más sencillo conciliar que violentar, hablar que gritar, abrazar que golpear. Las mujeres no serán anuladas socialmente y se reconocerán sus derechos y su papel fundamental en la sociedad.
Cuando salgamos oiremos más a los niños y les daremos menos dispositivos tecnológicos. Los llevaremos más al parque y menos a la sala a ver la tv. Les compraremos más libros, les daremos menos golosinas. Escucharan más elogios y menos groserías. Sentirán más caricias y menos golpes. Correrán más, y sus risas no serán opacadas por una sociedad indolente ante su realidad. Cuando salgamos, si somos consientes y reflexivos en torno a lo acontecido, aprenderemos a vivir con determinación con aquellos que amamos.
Cuando salgamos quizás entenderemos que el perdón es una posibilidad de reconstruir las relaciones con el otro. Es la posibilidad de enmendar el error para dar paso a una nueva realidad alejada de formas violentas y miserables que anulan la condición humana de los otros. Comprenderemos que la acción misma del perdón es una forma de posibilitar un nuevo comienzo reconstruyendo la existencia rota y fragmentada. El dolor no puede ser un modo de vida y superarlo, solo será posible desde la acción misma de perdonar.
Cuando salgamos ojalá hayamos aprendido a ser seres humanos en el mundo de la vida.
Pdta: Cuando salgamos debemos aprender a valorar un poco más todos los oficios, artes disciplinas que mantienen el espíritu de la sociedad y no hacen parte de la industria cula del espectáculo.
