Te han humillado y ofendido con palabras. Te han dicho que eres lo peor del mundo. Te repiten que todo niño nace con un pan debajo del brazo, que hoy día nadie muere de hambre, que tener un dijo y mantenerlo es fácil, que tus padres pudieron y que estás perdiendo una gran oportunidad.
Pues no es así, mujer. No te dejes ofender por esas madres que les da pena aceptar que tienen hijos y dicen que son sus hermanos. No te dejes ofender de esos padres que abandonan a sus familias, que no brindan amor o que no responden por las necesidades económicas.
No creas en palabras de falsos religiosos y moralistas que emborrachan niñas para luego abusar de ellas, que fornican, adulteran, se emborrachan, maltratan a sus parejas, son infieles y apoyan la corrupción.
No te dejes ofender por esa moral que defienden en el ojo público y que abandonan en la privacidad de su hogar y de sus mentes. Por favor, mujer, no caigas en su juego.
Para entenderte o juzgarte se necesidad empatía, algo carente en nuestra sociedad. Tal vez lo hiciste porque un hombre te dijo que iba a responder por ti y tu hijo, pero después te obligó a deshacerte de él, o se fue sin rumbo fijo. Tal vez abortaste porque no tenías los medios para darle un buen futuro a tu hijo.
Tal vez sentiste miedo, así como lo sienten muchas mujeres en Colombia. Tal vez no tenías apoyo familiar. Tal vez desconocías los métodos más seguros para terminar un embarazo. Tal vez te dio miedo abortar en las primeras semanas por presión social. Tal vez tus métodos anticonceptivos fallaron. Tal vez te truncaron cualquier posibilidad de acceder a estos. Eso solo lo sabes tú y solo a ti debe importante.
Como sociedad, te hemos fallado. Te hemos juzgado porque es fácil criticar cuando tenemos el privilegio agarrado de la mano, hacerlo detrás de una pantalla o escondiéndonos atrás de una religión. Es fácil juzgar cuando se tiene el dinero, las oportunidades y la educación para acceder a métodos de planificación y a interrupciones del embarazo seguras.
Es fácil juzgar cuando solo tenemos que recurrir a un contacto con poder que nos guarde ese secreto, que nos permita seguir adelante, sin pena alguna. Es fácil juzgar cuando no es uno quien pasa por el momento amargo.
El aborto es una realidad latente, se estima que más de 25 millones de mujeres al año se realizan un aborto de alto riesgo a nivel mundial, de las cuales un alto porcentaje pierde la vida.
Por eso, de todo corazón, deseamos que no seas una de ellas. Esperamos estés viva y sana, recuperada y lista para seguir adelante. Esperamos también que no exista una próxima vez, que nadie te vulnere y te maltrate nunca; que ejerzas tu sexualidad y la disfrutes plena y responsablemente. En nuestros corazones no hay más que empatía y sororidad para ti.
Ten una buena vida, mujer, y lucha siempre por ti.