Complejidad. La polarización respecto a la crisis venezolana ha alcanzado niveles inéditos. La desinformación, usual en conflictos políticos complejos, es evidente. Tampoco puede negarse la distorsión interesada de los hechos, de parte y parte. Por tanto, sometiendo estas palabras al escrutinio público, quiero hacer eco de una denuncia reiterada en comunicaciones personales por amigas y amigos que hoy participan de las protestas contra el gobierno. Se trata de ciudadanas y ciudadanos asfixiados por la aguda crisis económica, social y política; ciudadanos, más desesperados que politizados en alguna de las facciones enfrentadas.
La denuncia pública concreta. El papel de “los colectivos” en la represión armada a la población. Cerrados varios caminos democráticos (desconocimiento de la Asamblea, negación del revocatorio, aplazamiento de elecciones, parcialidad del CNE y del TSJ, salida de la OEA, convocatoria a una truculenta Asamblea Constituyente, etc.), con un nivel de faborabilidad inferior al 30 %, las protestas contra el Gobierno han ido en aumento y podrían ser más fuertes, sino fuera por la acción directa de “los colectivos”. Es aquí donde entran a jugar estos grupos armados motorizados que están, según las denuncias, primero intimidando a la población desde los barrios para que no salga a las marchas y, segundo, coadyuvando a las fuerzas estatales en la represión armada en las manifestaciones in situ. Es probable que sin la acción de “los colectivos” la magnitud de las marchas por el descontento —y agotamiento— generalizados hubieran forzado al Gobierno ha retomar hace mucho tiempo el libreto democrático.
La respuesta oficialista. Existen dos tipos de respuestas sobre “los colectivos”. La primera afirma que no existen. La segunda afirma que si existen y se subdivide en dos respuestas alternas: (1) que existen pero que se trata de un grupo pacífico desarmado que realiza nobles trabajos comunitarios; o, (2) que si existen pero que se tratan de grupos de sicarios armados por la oposición para desestabilizar al Gobierno. Esta última respuesta parece contradictoria con las denuncias hechas desde el terreno: ¿por qué la oposición estaría evitando que la gente salga en masa a protestar si ese es uno de los objetivos principales? Desde luego, no es descabellado pensar que existan grupos armados creados desde facciones radicales de oposición. Sin embargo, la denuncia ciudadana se basa en que estos grupos son de base chavista, reconocidos ampliamente por la población desde hace varios años atrás.
Más allá de las grandes abstracciones que podemos seguir discutiendo por meses de “la guerra económica”, “la amenaza imperialista”, “la conspiración yankee”, etc, muchos queremos desde la izquierda democrática ayudar a alzar la voz de estos ciudadanos venezolanos que hoy denuncian con desesperación la brutalidad militar —y paramilitar— del Gobierno de Maduro que se suma al desabastecimiento y la escasez. Para finalizar, una pregunta para la reflexión: si “los colectivos” realmente existen, ¿por qué los paramilitares de derecha son condenables pero los paramilitares de izquierda serían aceptables?