El teléfono del legendario acordeonero y Rey Vallenato, Julián Rojas Terán, prácticamente no ha parado de sonar desde que se hizo viral un video en el que se le ve en malas condiciones por el supuesto consumo de estupefacientes en la zona de El Terminalito de Valledupar. Decenas de personas lo llaman para apoyarlo en estos tiempos en los que cumple 35 años de estar metido en ese infierno y unos 50 de vida. “Soy víctima de mí mismo”, refirió Rojas.
Sentado en la sala de la casa de su suegra en la que permanece en la población de Villanueva (La Guajira), Julián reconoció en una entrevista concedida al cronista Héctor Sarasti lo avanzado que está su problema y su esperanza de que en esta ocasión si sea ‘la vencida’.
Está convencido de que el problema se le salió de las manos y de que necesita urgente ayuda. “No me quiero morir”, dijo mientras recordaba que en esta ocasión le duele mucho más porque sus tres hijas se han enterado públicamente de la delicada situación de él. “Eso es lo que más duro me da porque yo adoro a mis hijas”, expresó Rojas.
Julián Rojas recibió con gratitud el gesto de tres personas muy famosas que, conocido el video, le respaldaron para que viaje a un centro de desintoxicación en Cuba. “No puedo decir quiénes son, pero estoy muy agradecido”, dijo al periodista que viajó hasta esa zona del sur de La Guajira para entrevistarlo y conocer de cerca el drama que afecta a uno de los acordeoneros más emblemáticos del folclor vallenato quien, entre otros logros, está el haber realizado hace pocos meses el exitoso Tour Entre Grandes con el famoso Silvestre Dangond. “¡Qué vamos a hacer contigo, Julián!”, recordó que le dijo una de las tres personas que financiara su viaje al exterior.
El acordeonero sanadresano manifestó que no le resulta fácil salir del problema porque son demasiados años bajo el influjo de “ese demonio” que lo lleva a cometer excesos, entre otros, a exponer su vida a altas horas de la noche en una zona insegura de la capital del Cesar, en medio de consumidores callejeros e incluso no respetando el toque de queda nocturno que hubo en esa ciudad hasta esta semana como consecuencia del coronavirus. “Esto es duro”, afirmó.
Con muy poco dinero, pero como pudo el pasado martes recorrió los 36 kilómetros que hay entre Villanueva y Valledupar con un sueño entre pecho y espalda: llevarle una serenata a su hija menor, Libertad, que llegó a sus 13 años de edad.
Visiblemente dolido por el escándalo, pero con el acordeón amarillo en el pecho que le prestó uno de sus alumnos, Rojas llegó a media tarde del martes hasta la casa donde vive la menor en el barrio Altos de Comfacesar, norte de Valledupar, para brindarle la serenata. “Es lo único que tengo para darle”, se dolió Rojas Terán. "Pero es con todo el amor del mundo".
Llegado a la reja de la casa de dos pisos, Julián esperó a que lo dejaran pasar para tocarle el Happy Birthday to you a Libertad que se sorprendió por su inesperada llegada. “Te amo hija, saldré adelante”, le dijo luego de abrazarla y de darle un beso. Allí, haciendo acopio de su maestría para tocar el acordeón le digitó la popular melodía con la que se festejó un cumpleaños de la menor de sus hijas.
Cumplido su sueño, se comió el pedazo de torta en compañía de la adolescente y a los 15 minutos partió. Ella, consciente de que el papá no tenía plata para darle un regalo, lo llamó al rato y le dijo que el mayor obsequio que quería recibir de él era que se saliera de ese mundo, que dejara el camino que a ella la hace sufrir tanto. “Eso quiero de regalo, papá… Papá regálame tu desintoxicación". Julián, frustrado por no tener plata para darle un presente a la joven, le prometió que le cumpliría ese pedido.
Todos esperan que así sea…