Me imagino lo iracundos que deben de estar muchos pastores evangélicos con la visita de su santidad el papa Francisco. Dirán que vino a abrirle el camino al anticristo, pues mucho consideran a la Iglesia católica como la ramera.
La visita del sumo pontífice a un país tiene muchos objetivos, entre los cuales puede hallarse el hecho de hacer volver a las ovejas al redil, aquellos seguidores que se han apartado de su camino hacia Jesucristo.
No olvidemos que la palabra religión guarda relación con la misión de hacer que el hombre vuelva a unirse a Dios, a establecer lazos de amistad con la Divina Providencia, volver a religar con él, reunirse de nuevo con el Señor.
La visita del papa Francisco a Colombia no va a ser la excepción: su misión será pastoral. Por supuesto que a la Iglesia católica le preocupa que sus seguidores católicos estén migrando a las iglesias evangélicas o protestantes.
Sorprende la cantidad de templos evangélicos que hay en toda Colombia. Hay una sobrepoblación de pastores evangélicos, una explosión demográfica.
Las iglesias católicas ya no están llenas, pues han perdido su atractivo para muchos feligreses. Algunos se han vuelto ateos y otros están encontrando la satisfacción a sus necesidades religiosas en el protestantismo.
A las iglesias evangélicas están escandalosamente a reventar, no les cabe ni un alfiler, como se dice. No tienen la púrpura ni la pompa católica. Las han reemplazado por otros signos.
Los cantos gregorianos han sido sustituidos por las canciones de Lilly Goodman (conocida también como la reina del falsete), Álex Campos, Jesús Adrián Romero, Márcela Gándara e incluso Juan Luis Guerra, de quien se dice que está en dos aguas, pues canta para el público evangélico y no evangélico.
Es muy amplia la camada de cantantes de baladas evangélicas que, con un barniz de cristianismo, alcanzan a arropar al público converso y no converso, pues hay personas que se emborrachan escuchando dicha música.
Los más reconocidos pastores no son ni están pintados en la pared. Algunos están formados temas amplios. Los hay de los que usan y abusan de los hallazgos de las psicología, el psicoanálisis, la neurociencia, la antropología, la sociología y le aplican un bañito de la doctrina cristiana.
Son motivadores y eso como que le encanta a la gente. Hacen sus cultos religiosos, que son verdaderas rumbas cristianas. Parece que eso también le gusta a la gente, le sirve de catarsis, de liberación y bálsamo. Les refrigera para enfrentarse a los rigores de la vida. Que puede ser una forma de evasión de la realidad, por supuesto. Que la religión hace que la gente se infantilice, por supuesto también.
Pero no deja ser un hecho curioso que la gente encuentre en la religión una especie de oasis en este mundo desértico que por lo demás ha sido convertido en un manicomio y en un matadero, al decir de Eduardo Galeano.
Ojalá que el papa Francisco y los pastores evangélicos comprendan que Jesucristo amaba como el que más a los pobres y que hizo temblar a la potencia mundial más grande de su tiempo, al Imperio Romano. Fidel Castro sostenía que entre un cristiano y un revolucionario hay demasiadas cosas en común.