Lo intentaron por todos lados. Hicieron realitys, desempolvaron formatos, reencaucharon antiguos éxitos como Betty la fea y no consiguieron nada. Incluso se arriesgaron contratando a Silvestre Dangond para que protagonizara la versión novelada de la vida de Leandro Díaz. Incluso el remake de Café, en donde Laura Londoño encarnaba a la mítica Gaviota, resultó siendo un éxito en Netflix pero en la televisión no marcó demasiado. La liebre brincó cuando menos se esperaba.
Con Ana de Nadie todo funcionó. Primero fue la contratación de una directora de experiencia como Olga Lucía Rodríguez, una mujer que ha tenido en sus manos clásicos como Amar y Vivir, la serie que se emitía los viernes a finales de los ochenta y cuya dirección compartió con su esposo, Carlos Duplat. Ella, cuyo último hit había sido La gloria de Lucho, la novela sobre el concejal embolador, logró hacer un casting bastante fiable encabezado por Paola Turbay. La ex virreina universal de la belleza demuestra que su paso por Hollywood, en donde estuvo en súper producciones de HBO como True Blood, pulió su talento. A su lado está Jorge Enrique Abello que adentrado en sus cincuenta su carrera está tomando un segundo aire
Este es el Top 10 de los programas más vistos del país:
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