El siguiente escrito es una contribución de opinión de un campesino de Palocabildo Tolima, que ha querido expresar sus inquietudes al respecto del paro cafetero. Sirvo de mediador por razones obvias.
La súbita e inestable alza del precio del café debido a diversos factores, establece una nueva situación que alivia en parte la coyuntura o encrucijada de los caficultores por los bajos precios, y por consiguiente es eliminado el PIC o protección de ingreso cafetero conseguido con la tenacidad y el esfuerzo de los caficultores en el paro pasado.
Con esta sensible alza se considera que ya todo esta superado, y el gobierno incumple con los acuerdos como la rebaja de los fertilizantes y la condonación de las deudas menores con el banco agrario, que tiene asfixiado al caficultor puntos que son la base del paro actual.
Seguimos comprando el abono más caro del mundo, debido al cartel de los fertilizantes que como los del cemento se vuelven intocables; obviamente, desmontar semejante estructura capitalista no es fácil cuando se blindan con el poder de sus monopolios corruptos.
El pacto agrario es la cara del incumplimiento. Una falacia para neutralizar los paros campesinos y seguir con el abandono y la indiferencia hacia el campo, sumado a los excesivos precios del abono y los cobros pre jurídicos del banco agrario, que constriñe a los caficultores creando un problema mayor: la indigencia campesina.
La pereza y el desgano en las elecciones son la consecuencia directa del abandono de los gobiernos de turno, ante los problemas de los caficultores que tienen que soportar los excesos y atropellos de la fuerza pública en los paros y movilizaciones que hacen, para que el gobierno los escuche.
El ministro de agricultura vuelve con el cuento de las negociaciones de las deudas, cuando sabe que son lesivas y destructivas d la débil economía cafetera.