A Iván Argote lo define una palabra: controversial
Iván Argote en uno de nuestros jóvenes que brilla a escala mundial. Nació rebelde en Bogotá, en 1983. Desde que lo conocí en Buenos Aires en una Bienal del Sur, tuve la certeza de que, más que agradar, quiere incomodar. Aunque mantiene sus límites de su comportamiento social, esto no sucede en ninguna de sus obras: bien sean performance, videos, instalaciones, imágenes en movimiento. Lo importante dentro de esta composición de lugar como artista es lo controversial. De acuerdo —o no— las cosas suceden. Aunque uno no lo pensaría, es un ser amable y, creo, hasta tímido.
En 2009, Argote se ganó un concurso para jóvenes artistas colombianos con un premio de 300 euros que incluía un pasaje de ida y vuelta a cualquier lugar del mundo. En su mente tuvo las alternativas obvias de su destino: Nueva York, ciudad que rechazó por el estigma latino; Londres fue una opción interesante; pero París era lo que más se acercaba a la vida cosmopolita, donde también buscó un acercamiento filosófico a sus estudios de Bellas Artes en Colombia. Poco a poco, fue conociendo el idioma y se fue encontrando con gente que tenía su mismo perfil: un creador que amenaza el mundo con sus “espectáculos”. Allá vive, tiene su taller, y allá crea.
Hoy en día, Argote es concursante del premio Marcel Duchamp, que se lleva a cabo en el centro de arte moderno George Pompidou, pero escandalizó a Francia en el 2021, cuando desmontó la escultura de Joseph Gallieni de su pedestal de cuatro mujeres talladas en piedra. Planeó al milímetro ese trabajo de intervención pública. Nadie siquiera sospechó que no era un trabajo llevado a cabo por el personal de la ciudad de París, y menos la policía. Destronó la estatua en bronce de Gallieni, quien, con todos los correspondientes procesos, pero sin permiso, llegó al suelo por ser un colonizador que apoyaba la esclavitud. Temas que han sido recurrentes en su trayectoria política.
Pero también ha tenido incursiones más atrevidas en el mundo de las artes, como producir un video y bailar frente a un cuadro del artista ruso Alexander Malevich, o, en el 2008, crear un escándalo total, mientras proyectaba un video en el cual vandalizan con spray un cuadro de Piet Mondrian. Un video que dura 12 segundos y que puede producir el paro cardíaco de todos loshabitantes del Museo Whitney en Nueva York.
En El Museo de Louvre, en París, realizó otros de sus genialesvideos que, como ya sabemos, ya tienen la exactitud de la realidad.En él, le pone la nariz a unos de los guardianes del arte egipcio. Se atrevió a conmover a un ser mitad hombre, mitad animal-león, que cuida hace 6.000 años las historias del mundo de los dioses.
Versión de la publicada el 22 de octubre 2022