Pálpito, la serie de Netflix que prueba que la Economía Naranja es pura basura

Pálpito, la serie de Netflix que prueba que la Economía Naranja es pura basura

Se rasgan las vestiduras porque se le cortará el chorro a esta historia hecha por gomelos que no tienen idea de actuación, dirección y guion

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agosto 04, 2022
Pálpito, la serie de Netflix que prueba que la Economía Naranja es pura basura

Para el uribismo los únicos seres que deberían poblar la tierra son los emprendedores. Esa inmoralidad paisa de vender lo que sea, ese culto a la plata de la que Pablo Escobar fue su principal exponente, se potenció en los colombianos desde que Uribe ganó su primera elección en el 2002. Si se quedaran con sus negocios, sin meterse en terrenos tan desconocidos para Iván Duque y sus tecnócratas como es el arte, el daño no sería tan grave. Pero vinieron con su Economía Naranja ha vandalizarlo todo. Si se hiciera un concurso de guion una calamidad como Pálpito no pasaría el primer filtro. Pero en la Colombia uribista los jueces de los premios de cultura son especialistas en alta gerencia, si es posible de la Sergio Arboleda, que piensan en películas como si fueran productos. De hecho hablan en esos términos. Productos. Productos en donde los artistas no pueden tener cabida.

Pálpito se vendió bien, se consumió con la fruición que un grupo de borrachos puede comerse un canastado de chorizos a las cuatro de la mañana. Fue número 1 en Netflix 18 semanas, rompió records e hicieron que cientos de miles personas se suscribieran a la plataforma. Ya saben, la mayoría jamás tiene la razón. Por eso nulidades como Michel Brown o Ana Lucía Dominguez se acomodan perfectamente al mal gusto nacional. Son hermosos y con eso basta. Sólo con eso basta en un país de vouyeristas. Un desnudo de Ana Lucía Dominguez siempre va a ser más preferible que un plano de César Augusto Acevedo. Ustedes ni siquiera saben quien es César Augusto Acevedo. Gugleen al menos, no sean vagos.

El arte no debe servir para nada. No debe traer mensaje, no debe dar dinero. Los artistas tienen derecho a expresarse así esto sea un grito incomprensible. El director de cine debe tener derecho al fracaso comercial con tal de que pueda tener el momento de dar a luz su joya. Y un gobierno tiene el deber de crear y mantener su Tarkovsky. Es lamentable escuchar en las emisoras a las productoras de estas telenovelas, gomelas de la 93, llorar porque Petro les va a desmontar la Economía Naranja. Qué asqueroso suena eso, Economía Naranja. Si una palabra como emprendimiento es fea, cuando viene acompañada de Arte-Emprendimiento es un adefesio.

Así que si elegimos a Petro es porque no queremos que nos lloren más los ojos viendo esperpentos como Pálpito. Tenemos derecho a mas Sombras del caminante,  a mas Apocalipsur, a mas Los nadie, los músicos, toda la santa lista.

Así que a llorar a la llorería, con Patricia Ariza se acabó eso de llamar arte al emprendimiento. Pongámonos serios por favor. Queremos películas, series de calidad. No estos adefesios que sirven para enganchar incautos que paguen 30 mil pesos por el mes de Netflix. Llegó la hora de consolidar nuestra cinematografía. Ojalá cambie nuestro criterio. Ojalá entendamos que lo único que importa es el criterio.

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