Desde que se amplió la restricción del parrillero en moto hasta diciembre del 2022, los vándalos continúan haciendo de las suyas, demostrando que este tipo de medidas no son más que pañitos de agua tibia para la problemática que tiene azotada a la ciudadanía y que claramente no ha sido tomada con la seriedad necesaria por parte de la alcaldesa.
Si bien, no hay que desconocer que las cifras de hurto a personas han disminuido desde que inició esta medida; la falta de gestión, la ausencia de políticas públicas para mantener la seguridad en la ciudad y la nula estrategia para trabajar por la capital, son una clara muestra de la poca prioridad que tiene este tema tan importante en la agenda de la alcaldesa.
Durante los últimos días, los bogotanos no han dejado de ser testigos y víctimas de robos a mano armada, asesinatos, entre otros delitos que claramente amenazan la tranquilidad de la ciudadanía, puesto que los delincuentes no descansan, en tanto que la Policía Nacional está ocupada no solo atrapando parrilleros en moto, sino también descuidando su misión constitucional de proteger a la ciudadanía.
Es necesario que la Administración Distrital genere políticas para fortalecer de manera integral la seguridad de nuestra ciudad. No solo basta con que se tomen medidas direccionadas individualmente, sino que se vean de forma global, pues al disminuir un tipo de delito, aumentan otros e incluso se fortalecen las bandas criminales que se dedican a alterar la tranquilidad de la ciudadanía.
¿Hasta cuándo entonces tendremos que esperar que se dé la importancia que debe tener la seguridad para los capitalinos?