Palabras, palabras, todo palabras…
Opinión

Palabras, palabras, todo palabras…

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julio 05, 2014
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Es muy común oír acerca del gran tigre de Bengala que horroriza a los literatos creadores de ficción y mundos inventados, aquella temible hoja en blanco mil veces más aterradora  a que la letra “ñ”  se confunda con la muy usada “b”,  o a que la impresora suelte letras de un ilegible gris pálido o a que, sencillamente, el computador no prenda.  Estas últimas son cosas que con paciencia o gracias a la ayuda de un técnico especialista y poco carero se arreglan y, si persiste el daño, tendremos siempre detrás de cualquier cosa un pedazo de papel físico o una pequeña libreta donde se puedan plasmar las ideas alocadas.

Pero, frente al papel en blanco y la falta de ideas no hay nada que hacer. Ni cincuenta sesiones de psicoterapia asistida ni cerrar los ojos con fuerte presión por cuarenta y cuatro segundos hará que llegue la musa de la inspiración pero, por fortuna, estos suelen ser males pasajeros que el tiempo suele curar. Tarde o temprano, tal como ocurre con los problemas técnicos que arriba se han descrito, la cosa se arregla y las ideas alocadas comienzan a aparecer. Poco a poco las cosas afloran.

Sin embargo, para quien escribe además sobre temas políticos y aconteceres sociales, ¿qué tanto le afecta la llamada página en blanco?, ¿será que a él también la musa de la inspiración se le sale de paseo?

Imagino a un narrador de asuntos políticos internos en Estocolmo o Ginebra que debe “reportar” sus opiniones cada siete días. La pregunta que sale en primera instancia es, lógicamente,  ¿de qué va a hablar si allá nada ocurre  de nuevo y todo está suficientemente dicho?  Eso pensamos o eso nos han dicho.

O el otro lado de la moneda.  ¿Hay de qué hablar todas las semanas de todos los meses de todos los años en países en donde cada día ocurre un escándalo nuevo de dimensiones espectaculares que se parece de una forma aterradora al colosal escándalo acontecido el día de ayer o el de anteayer?   O puesta la duda de otra forma, ¿queremos oír lo mismo siempre, lo mismo con otros nombres y otras cuantías?

¿Interesa volver a tratar las críticas o el apoyo al tal proceso de paz en La Habana o la charla de los presidentes felices en Cartagena sobre una tercera vía cuando aun no han descubierto ni la primera ni la segunda o recalcar en los puntos inquietantes de la muy trillada y mentirosa reforma de la justicia?

Bueno, lo único para resaltar de todas estas dudas es que todo tiene respuesta y tanto en Copenhague como en Brujas se escriben y se leen artículos de carácter político y es un tema, de una u otra forma, siempre candente. Aquí, ni digamos, día a día seguiremos repitiendo el mismo discurso que cambiará en cuatro adjetivos y uno que otro sustantivo mientras el escándalo del momento nos deja por dos segundos sin pestañear y seguiremos el caso como si fuera la misma final del Mundial y por ello no extraña que los dos diarios capitalinos y la revista Semana sean los medios más consultados tanto en Internet como en sus ediciones impresas.

O será, parodiando cierta vieja cuña radial, ¿que la política interesa sólo a una inmensa minoría?

“Palabras, palabras, todo palabras” como diría Hamlet.

… y hablando de…

Impacta mucho el optimismo del colombiano. Se oyen encuestas recientes de las  cuales hay que resaltar dos cosas:

Las elecciones cabrean y sacan la piedra, la guerra sucia se adentra en la mente del ciudadano. No cree en nada y su pesimismo y distancia frente a los dirigentes es inquietantemente notoria. Las encuestas hablan de la baja valoración y el desinterés del ciudadano frente a los mandatarios en estas épocas.

Pero, oh sorpresa, pasa el tiempo, un mes, ya no hay elecciones y solo se siente el aire del triunfo de ciclistas y futbolistas y atletas nacionales, ondeando todo un pueblo la misma bandera y los mismos cánticos, y paradójicamente, como tocados por una varita mágica, no se ven con malos ojos las políticas (o la falta de…) gubernamentales.

Alguien habrá dicho que el fútbol es el opio del pueblo y, sea como sea, fuerza Colombia.

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