Con ilusión esperábamos la carrera Oro y Paz, la primera que se hace en el país de nivel World Tour. Están los mejores de Colombia, Nairo, Sergio Luis, Egan, y pedalistas de peso internacional como Julian Allaphillipe o Castroviejo. La primera etapa sirvió para quitarnos la ilusión. La transmisión de Señal Colombia no pudo ser peor. Nosotros, acostumbrados a las bellezas de los paisajes y ciudades europeas, nos dimos de bruces ante la realidad. Es que a quien, que busca vender el país internacionalmente, se le ocurrió empezar la competencia con un circuito en Palmira. Palmira no es muy fotogénica que digamos. Desde arriba y desde abajo parecía una ciudad africana más que una suramericana. Se veían los huecos, el polvo, la pobreza. ¿Por qué no escogieron una ciudad más bonita?. ¿No dizque acá tenemos los paisajes más bonitos? Créanme que los europeos lo van a dudar si llegaron a ver esta primera etapa ganada con facilidad por Fernando Gaviria.
Lo otro preocupante es el estado de la vía. Se cayó Nairo en parte por lo estrecho de la carretera y perdió un minuto. Afortunadamente no se raspó ni se cascó demasiado. Lo otro horrendo fue la transmisión. Los camarógrafos, desde las motos, parecía que tuvieran Parkinson. Casi vomito viendo la transmisión. Todo temblaba, era realmente molesto. Cualquiera se marea.
Lo positivo es que ganó Gaviria y que Nairo no se lesionó. ¿Por qué Palmira? Que trazado tan feo. Hubieran buscado mejor las carreteras de los cañadulzares, hay sitios más bonitos que este municipio. Y Bogotá ¿por qué no? Hasta cuando Peñalosa va a seguir dándole la espalda al ciclismo y apoya, en cambio, el toreo. Lo positivo es que la gente salió a la calle y las llenó. Algunos se acercaban peligrosamente, sobre todo teniendo en cuenta lo rápido que iba el lote. Tenemos los mejores ciclistas del mundo pero aún nos falta mucho, tal vez demasiado, para organizar una carrera de nivel mundial… y eso que la Vuelta Colombia ya tiene setenta años.