Colombia en año preelectoral, luce como la carne viva de una democracia manoseada, virulenta, pero mantenida como tal entre las más viejas del continente. A veces, el país duda de sus méritos en el sistema que ha estado y quiere dejarse seducir por otros Ismos, como: Socialismo, comunismo…-empero, los espejos de ejemplos vecinos hacen fruncir la gana y de lo intermitente muchos regresan a lo que hoy prima: La polarización.
Y, es que el coqueteo que ha tenido Colombia y la región, no es de ahora. Desde Cuba, el finado Castro, orquestó muchas formas de inyectar a plomo el sistema donde todos son iguales: pobres, como él lo logró. Tampoco se puede desconocer que estos seguidores de la política de absolutistas, aprovechan el caos ocasionado por los dirigentes corruptos o tiranos como lo fue Batista. Ellos, andan sin afanes y miran el momento oportuno para inocular en las sociedades propuestas tentadoras que luego convierten en libro central a seguir…y al poder se van, con las consecuencias que nadie puede ocultar.
En nuestro país, los gobiernos han sido de pésimos administradores, pendientes de sus egos y militantes de sus círculos cercanos-familiares y sociales-para ejecutar el poder. Ni qué hablar de éste sátrapa actual y sus cómplices, que de todo MALO -felonías, corrupción y similares-ha llenado dos cuatrienios de oscuridad. Hasta ha logrado que, quien lo critique, se vea como simpatizante de su antiguo jefe, cosa errada, pues de los dos nada bueno sale. Lo cierto del caso es que los últimos gobiernos han dejado camino abonado para que los de otros Ismos, anden probando todas las formas para llegar al poder.
La única esperanza, es que el voto se imponga, por primera vez, en las urnas, descontaminado de tanta influencia perversa y haga de su país merecedor de lo bueno que necesita, no de esto que ha tenido o de algunos peores, que los hay.