Les cuento que en el Pacífico he visto cómo los niños mueren por enfermedades absolutamente tratables. Sin embargo, ellos fallecen porque no hay buenos servicios de salud o vías de acceso para llegar a tiempo a un hospital, e incluso porque no hay centros de salud. También he visto cómo los niños que viven en los ríos más profundos de la selva chocoana no tienen una escuela y cómo las comunidades se esfuerzan por sacar adelante a sus niños y jóvenes en condiciones demasiado precarias. He sido testigo de cómo las oportunidades laborales o productivas no generan ingresos, pues las posibilidades de comercializar los productos son mínimas ya que no hay vías ni infraestructura.
Para los que somos de Bogotá o que estamos tan distanciados del Pacífico colombiano, quiero compartirles que como parte del equipo de la Fundación ACUA, desde hace 5 años he tenido la oportunidad de trabajar en esta región. La región más rica en biodiversidad, recursos naturales, gente cálida, mujeres negras ancianas que cuentan historias maravillosas, niños hermosos que corren libres, hombres trabajadores comprometidos con sus comunidades.
Les cuento que estamos en paro, estamos en un paro cívico, estamos exigiendo agua potable, servicios y sistemas de salud eficientes. Estamos reclamando ser escuchados, tenidos en cuenta, estamos exigiendo representatividad en el Estado. Y digo "estamos" no solo porque me siento chocoana sino porque el Chocó es Colombia y debería dolernos a todos.
Aprovecho para contarles que en esta región están las expresiones culturales más importantes del país, que de allí han salido varios de los mejores deportistas del país y que en esta región se mueve el 49% del comercio exterior del país. Además, agrego que la mejor comida del país se prepara en esta región, que los paisajes más hermosos están acá en esta tierra de gente alegre y solidaria. Pero la gente se muere de hambre, no hay empleo, no ha servicios públicos, no hay vías.
Igualmente, que si usted quiere viajar de Cali a Buenaventura en carro le toca rezar para que no le toque un derrumbe, porque allá intentan hacer vías pero siempre se quedan cortos, a la mitad, o ni siquiera empiezan. ¿Sabían por ejemplo que en lugares del Pacífico una un libra de arroz vale $3.000 o un frasco (300 ml) de aceite vale $14.000? Eso se debe a que los medios de movilización son tan precarios que todo se hace en lancha y el precio de la gasolina, como saben quienes manejan carro en Bogotá, es altísimo.
Oigan, ¿saben qué es lo peor? Que en esta región es en donde se disputó gran parte la guerra entre las FARC y el Ejército, de aquí sale buena parte de las víctimas del conflicto. Pero perdón eso no es lo peor, lo peor es que después de la firma de los acuerdos de paz y la esperanza que sembraron en las comunidades, el Estado se quedó corto y no llegó. No llegaron las fuerzas públicas a los territorios que hoy se disputan los paras y los elenos. (¿Y ustedes pueden creer que a una marcha pacífica si llegó el ESMAD?)
A mí me han llamado a decirme: "María Alejandra, me mataron a mis hijos. ¿Usted sabe que se siente eso?". También, ir en un Trasmilenio y que lo llamen de Buenaventura a decirle que a una gran líder le mataron a sus hijos. Se lo mataron porque estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado y eso en el Pacífico no es permitido. No se valen las casualidades, no se valen los peros, no se vale nada…
A mí actores armados me han bajado de camionetas, lanchas, me han requisado sospechosamente, me han retenido la cédula, me han cuestionado por ser una blanca que quiere lo mejor para los negros.
A mí me duele este país injusto que solo se preocupa por el deprimido de la 94, por el metro de Bogóta y que ignora un pueblo maravilloso que hoy pide a gritos que les cumplan sus derechos. Derechos que para el resto están dados por sentado, derechos que para nosotros no son derechos, son obligaciones del estado.
Apoyemos el paro.