Mucho gusto, ¿en qué puedo atenderla?
Espere un momento padre, es que estoy terminando un asunto en mi celular.
Ah caramba, ¿alguna urgencia o calamidad familiar?
No padre es que estoy terminando de comprar una promoción que salió y no la quiero perder
Ah ya… y entonces, ¿qué hacemos con la cita que usted misma me pidió?
Padre perdón, tiene razón. Es que ese es mi problema y ya se me salió de las manos, soy compradora compulsiva. Vivo entrando a páginas, comprando cosas que realmente ni uso. Estoy teniendo problemas con mi esposo, por el manejo que le doy a la tarjeta de crédito y la verdad no sé qué hacer
Mire según lo que me cuenta esto ya requiere ayuda profesional de un psicólogo que le pueda dar herramientas para atender esta compulsión.
Lo sé padre, pero quiero también un poco de ayuda espiritual
En eso sí tiene la razón. No hay nada que se pueda superar sin la ayuda de Dios. Si le pedimos con fe y dejamos que sea nuestro único tesoro podremos empezar un camino diferente, en este caso de profunda liberación
¿Liberación, acaso tengo un espíritu adentro o un demonio que me hace comprar, endeudarme y hacer lo que hago
Nosotros los creyentes, sabemos que Dios nos ha dado la libertad para elegir y puede que nuestra frágil condición y las tentaciones del maligno disminuyan esa libertad. Pero no es adecuado pensar que lo que hacemos es culpa de alguien “que se nos mete”. Es necesario, junto con la ayuda de un buen psicólogo y un adecuado camino espiritual, empezar a analizar, dónde se gestó este impulso de comprar, qué vacío hay en su vida, de tal manera que usted misma se de cuenta la razón, de llenar ese vacío a través de compras compulsivas. Es necesario salir de esa cultura de consumo obsesivo en que nos ha metido la sociedad de hoy que se arrodilla y hace que nos arrodillemos a los bienes tan fácilmente.
Padre yo siento que la publicidad se logra meter en mi cabeza, ofreciéndome la felicidad si adquiero algún producto. Es que se ven tan bonito en esos mostradores o como se ven de elegantes en esos actores y cantantes que los usan para que los compremos. Me siento hipnotizada por esos anuncios y se meten en mi cabeza como asegurándome que comprar ese producto sería lo máximo y luego lo compro y desaparece el sueño, todo vuelve a la realidad
Claro realmente a todos nos pasa, los publicistas y expertos en vender construyen con tanta creatividad todo lo que quieren vender, que logran conectar “falsamente” a los consumidores con sus necesidades profundas haciéndoles pensar que un producto las va a satisfacer
¡Por eso padre, entonces qué hace, uno compra!
O buscar ayuda con los suyos, por ejemplo, entréguele la tarjeta de crédito a su pareja para que no se generen problemas o endeudamientos peligrosos. Piense y trate de acercarse a tantas personas que, viviendo con lo básico, son felices y más tranquilos, el ejemplo de otro, ayuda y estimula las virtudes. Empiece a vivir en otro tipo de ambientes que no la obliguen a vivir de la apariencia. Dele gracias a Dios y construya una relación sólida con Él en la oración diaria pidiéndole que viva más tranquila y sin tanta ansiedad por comprar. Que el mismo Señor Jesús le vaya ayudando encontrar su único tesoro, su paz entendiendo que los bienes materiales únicamente son medios, no fines.
Rece por mi padre
¡Con gusto!