¿Cómo está usted?
Padre bien, pero pues quiero contarle algo.
Si claro para eso estoy, cuénteme.
Padre desde que era niño, siempre me gustó el dinero, me gustaba tener monedas y me acostumbraron a que todo lo que hacía me lo premiaban dándome billeticos. Entendí que era importante acumular dinero y ahora que soy adulto trato de hacer lo que sea por tener mucho dinero.
Ah caramba mala cosa, el papa Francisco dijo alguna vez: “el diablo entra por los bolsillos”.
Pero padre sin plata no se hace nada, hasta para las obras que ustedes realizan se necesita dinero o sino ¿cómo se hace? ¿Qué malo es tener y desear mucho dinero
Hoy estamos atrapados en esa loca obsesión de tener bienes materiales y llegamos a vender nuestra alma al diablo para poseerlos. Caemos en la trampa del “cuando tenga más dinero, hará más feliz a los míos y encontraré la felicidad”
¿Y no es así, padre?
No, claro que no es así. ¿O acaso cuando se muera le van a meter todo lo que tiene en el ataúd?
Le queda a mi familia para que lo disfrute.
Y por qué no mejor en vida disfruta a su familia, la alegría de compartir con su esposa e hijos, no depende de cuánto tenga en la billetera.
Pues la verdad, aquí entre nos, si se acostumbraron a vivir bien, sin esfuerzo y pues amor, amor, ¡cuando necesitan el billete que el papá tiene!
Mire creo que hay que valorar los dones que Dios le dio, trabajar, ser emprendedor, tener capacidad para hacer crecer el dinero honestamente, esas habilidades son necesarias para sacar adelante la familia y los negocios. Sin embargo, encerrarse en tener dinero por tenerlo, lo esclaviza y hace que su vida, aun llena de lujos y confort sea infeliz. Aun tiene usted una familia que debe aprender a amarse no por el dinero o los bienes sino por lo que son cada uno. Observó muchas personas ricas y famosas que viven solas, atrapadas en sus esclavitudes, poderosas pero muy infelices.
Yo no quiero ser infeliz padre, pero tampoco puedo vivir andrajoso.
Nadie está diciendo que lo haga, aunque hay que valorar a lo largo de la historia a hombres y mujeres que dejaron sus riquezas por que encontraron el tesoro escondido el Reino de los cielos. Recuerde siempre los bienes materiales son medios, no fines. Si los buscamos como razón de nuestra felicidad y sentido de nuestra vida seremos muy infelices así usemos lo último en ropa y en belleza.
Padre el tema es interesante, pero muy complicado, piense que cambiar el chip de mi cabeza de la noche a la mañana no es fácil y menos de los míos que los acostumbré a tener dinero y a pasarla bien.
Hay que bajar el tema de la cabeza al corazón. Hay una parábola del evangelio que es bien cuestionadora, está en el evangelio de san Lucas 16,19-31. Tiene que leerla, pero para resumirle, nuestros bienes no garantizan nuestra salvación. La capacidad de vivir con lo necesario, aprender a decir: “Ya es suficiente” ayuda muchísimo a vivir bien. Además, pensar siempre en compartir, apoyar las buenas obras y a los más pobres, en verdad es una fuente inmensa de felicidad, así que ánimo.