Me acerco a usted padre porque no pude vencer este cáncer y luego de tantas quimioterapias y tratamientos, el médico me dijo que me quedan aproximadamente dos meses de vida. Pensar que me voy a morir, me asusta, no estoy preparado, dejar mi familia, mis asuntos, todo. ¿Será que hay algo después de la muerte o solo es el final?
Realmente nunca es el final, los que creemos en Jesucristo resucitado siempre proclamamos la vida, vida que ni la muerte destruye.
Yo realmente no he sido un buen creyente que digamos, y la verdad siempre pensé que sencillamente este cuerpo que es materia y energía, se transforma en más materia y energía. Sin embargo, todo este doloroso tránsito del cáncer en mi vida me ha revuelto todas las ideas y las seguridades que tenía. Ahora no sé qué hacer ni qué pensar, tengo miedo de verdad.
Hay frases que los discípulos de Jesús recuerdan y son muy adecuadas para usted en este momento, permítame proponerle dos: “No tengan miedo” y “yo soy la Resurrección y la vida”.
Me las explica, por favor.
Claro, con gusto. Los discípulos de Jesús luego de su muerte, experimentaron una fuerte sensación de miedo y fracaso por lo que le sucedió a su Maestro y el posible destino que también a ellos por ser seguidores de Jesús les podría venir. Es el mismo Jesús que se pone en medio de ellos y les da la paz diciendo: “no tengan miedo”. Permita que Jesús resucitado se ponga en medio de sus circunstancias actuales para tener esa paz de asumir este momento.
Esta bien padre, y la ¿otra frase a qué se refiere?
Para nosotros, realmente la vida nunca termina, ni siquiera el cáncer puede aniquilar un proyecto que inició Dios y que ahora él lo sostendrá eternamente. Frente al sepulcro de su amigo Lázaro, Jesús le recuerda a Martha y a María que es necesario creer en que es él portador de vida. Y que, aunque la muerte se manifieste estruendosamente, mostrando su aparente poder con injusticia, sufrimiento y dolor, solo su alcance le es permitido en esta corta vida, porque el Resucitado ha vencido de tal manera que, en la vida definitiva, la eterna y la única y definitiva palabra solo la tiene Dios.
Estoy tratando de arreglar todo, para no dejarles problemas a mi familia, ni que tengan dificultades o divisiones a causa de los bienes que pueda dejar. He escuchado de muchas familias que duran muchos años en estrados judiciales peleando por un pedazo de tierra o discutiendo por cosas que se hayan podido dejar. No quiero eso.
Me parece muy bien, todos deberíamos dejar las cosas muy claras y sobre todo dejar un legado de amor, paz y reconciliación en el corazón de los otros. Ser humildes para pedir perdón y cerrar capítulos de nuestra vida atravesados por el orgullo y la insensatez. Tal vez al iniciar este último viaje se dará cuenta que el equipaje a llevar debe ser sus las obras de amor y las acciones que se pudieron realizar por los más vulnerables.
¿Nos veremos allá, padre?
Nos veremos allá, en un mundo nuevo, transformado plenamente en el amor de Dios.