Señor taxista gracias por llevarme.
Padre Ramón con gusto, lo vemos siempre con mi familia por Cristovisión, sabe que nos hace mucho bien.
Ah qué bien, pues me alegra que les sirva Cristovisión.
Pues padre, la verdad es que con tanto odio que se ve por todo lado. Es bueno ver canales de tv distintos. No es que sea pesimista, pero a mi que me toca recorrer la ciudad todo el día y solo veo peleas, robos, conflictos y prende uno la radio para informarse y solo bochinches, masacres. Y esos políticos solo peleando y haciendo que todos peleemos.
Claro, usted le toca vivir en el día a día de la ciudad, quien mejor que usted para recibir de primera mano lo que se vive y se experimenta en la calle.
Sabe padre yo algunas veces pienso que tanto conflicto y tanto egoísmo y violencia, solo muestra que enemigos es lo que somos unos de otros.
Hombre no le niego que la realidad que nos ha tocado vivir es tan compleja, tan llena de intereses de toda clase que pareciera que ser hermanos unos de otros es algo imposible. Un filósofo decía que “el hombre es lobo para el hombre”
Y es verdad padre Ramón, qué cosa tan brava de pelear, destruirnos y acabar con todo. Ni siquiera el virus ese, nos cambió un poquito al contrario más bravos nos puso.
Pues le cuento que al respecto el papa nos ofrecerá una nueva carta se llama “hermanos todos” y se refiere a la fraternidad y a la amistad social. Inspirado en San Francisco de Asís, el papa Francisco se dirige a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que poblamos la tierra para que en estas circunstancias que el mundo vive marcado por las guerras, la pobreza, la migración, el cambio climático, la crisis económica y la pandemia, nos reconozcamos como hermanos y hermanas.
Padre va a ser interesante leer esa nueva carta y ojalá ponérsela a leer a los que son tan camorreros, para que no incendien tanto pensando que así se arreglan las cosas.
Claro todos tenemos que leerla, pero para nosotros los cristianos de manera especial leerla y ponerla por obra, ya que la fraternidad tiene una exigencia mucho más fuerte, porque es reconocer en el rostro, tanto del adversario como del débil el rostro de Cristo que me llama a respetar su dignidad.
Es que se piensa que si acabamos con el otro las cosas empezarán a funcionar mejor. Y lo más grave es que ya no solo lo piensa la gente adulta, también los jóvenes piensan así: acabemos con unos cuantos y se arregla todo”
En las dificultades actuales, nunca podremos salir solos, uno contra otro, rico, contra pobre o los del sur contra los del norte. No es el camino que quiere Dios y no puede ser el camino que aquel que siga a Jesucristo puede tomar. Hay un largo camino, pero no imposible de construir, porque por encima de cualquier interés el proyecto de fraternidad divino está en marcha y no tiene vuelta atrás.
