Padre, resulta que soy una persona joven, me fue bien en la vida, tengo estudio, pude hacer mi especialización en el exterior y ahora estoy trabajando en un buen sitio bien y me pagan. Pero, pues como dicen por ahí, ¡de buenas en los negocios, pero de malas en el amor!
Padre Ramón: Caramba, pero por qué dices eso. Lo que has hecho hasta ahora es muy importante, es para darle gracias a Dios.
Si Padre, yo creo en Dios y tal, pero yo creo que Diosito ahí si en el asunto del amor no se ha portado bien conmigo.
Haber dime, ¿por qué crees eso?
Pues porque siempre me salen tipos que quieren plan de a raticos y ya. Muy lindos y tal hasta que logran su objetivo y luego adiós… Y pues Padre ya uno se cansa de eso. Yo quiero tener una relación estable, no digo que ya para casarme, pero si un compañero de camino que no sea solo para la cama. Será que no lo consigo, que no le pido a Dios como se debe, o a que santo le pongo la vela para conseguir alguien que me quiera de verdad. Yo algunas veces creo que algún tipo me hizo algún rezo raro y por eso me tocará vivir así, mendigando amor y disfrutando de a raticos.
Primero quiero que sepas que Dios no es el causante de tu manera de amar, ni de la manera como los otros nos aman. Dios nos ama de verdad y no desea que uno de sus hijos muy amados sufra por amor.
Pero entonces qué hago, si soy muy buena se aprovechan de mí, y si soy muy dura se alejan de mí.
No es asunto de cambiar a la fuerza, ni de caer en una ansiedad profunda para que llegue el amor a tu vida. Primero hay que experimentar el amor de Dios que ya está a tu alrededor. La experiencia de vivir, relacionarte con los otros, ayudar a los menos favorecidos, aprender de las decepciones. Mi amiga, eso atrae el verdadero amor y a personas valiosas con las cuales podrás construir relaciones que te van llevando al amor sólido y verdadero.
Pero… monja no quiero ser Padre, a mí me gusta la rumba, quiero un tipo que esté a mi nivel y que ¡me haga feliz!
Jajaja, pues es que nadie está diciendo que Dios no quiera lo mismo para ti, pero la manera de conseguirlo y de buscarlo es la que debes cambiar. Porque el amor verdadero no sale de una pantalla de cine, ni de una noche de pasión y erotismo.
El amor verdadero (que también tiene pasión y erotismo) se construye como Jesucristo lo construyó en medio de nosotros, sin máscaras, sin negociaciones por debajo de la mesa, sin ostentación. Mostrando lo que uno es, sin fingir nada, pero eso sí, demostrando que por amor se da la vida.
Gracias Padre por escucharme.
