Sumercé, muchas gracias por invitarme esta sopita.
Con mucho gusto, hoy es un día especial para compartir.
Padrecito, pero es que yo no tengo platica, ni le puedo ayudar, a duras penas estoy vendiendo esta papita que con esfuerzo logré sacar de la vereda.
No se preocupe don Luis, este es un día especial y quiero compartirlo con usted y su familia por eso los invité a almorzar.
Padrecito muchas gracias, perdone, pero es que es muy raro, uno campesino y pobre, ni lo miran, porque huele a feo y sus chiritos no son elegantes.
En este domingo don Luis, el papa Francisco quiere que celebremos la jornada mundial de los pobres, ya es la cuarta.
¡Ah, que bien! A ese señor papa si le gustan los pobres, es que algunos de ustedes son muy estirados y eso es muy feo, porque uno como campesino que vive en la parcelita y baja de vez en cuando al pueblo o por aquí a la gran ciudad, no quiere que le den limosnas, uno quiere que le respeten su familia y lo traten con dignidad. Pero no es solo asunto de algunos de ustedes sumercé, es que la gente en general con nosotros los pobres son así. Eso ni que hablar de esos que les gusta politiquiar, lo buscan a uno para tomarse la foto, le hablan unas palabras ahí enredadoras y ni más se aparecen.
Sí don Luis, tiene razón, nos falta aprender más de nuestro Señor, Él si amaba a los pobres, los escuchaba, los reconocía como hermanos, los ayudaba y quería que aprendiéramos de ellos.
¡Hay es que nuestro Señor y la Virgen santísima eran pobres y campesinos como nosotros ¡Por eso nosotros siempre le damos gracias a mi Diosito por todo, puede que nosotros no sepamos hablar bien, ni orar tan bonito como sumercé lindo, pero eso si todos los días nos persignamos y rezamos en familia el santo rosario!
Jesús decía eso: “Bienaventurados los pobres” y también: “Te alabo Padre porque has revelado esto, no a los sabios y entendidos, sino a la gente sencilla”. Las ganas de tener, de poseer y de mandar nos enredan tanto que empezamos a valorar solo lo que nos ayuda a obtener más y más.
Eso sí para garosos esta sociedad padrecito Ramón, sino más, a nosotros nos tocó sacar este bultico de papa y estas arracachitas para venderlas, no para enriquecernos ni darle a nadie por la cabeza, y más de uno a tumbarnos. Ah, Virgen santísima si la gente es agalluda, pero Dios no nos abandona, mire esta sopita tan sabrosa que estamos tomando y la charla tan amena.
Me alegra que estén contentos aquí, yo también lo estoy. Todos tenemos que trabajar en hablar menos y realizar acciones más concretas en favor de los sencillos y necesitados. El mundo cambia, cuando pensamos en los otros con respeto y con deseos de ayudarlos sinceramente. Nos falta mucho todavía para que la amistad social que propone el santo Padre, sea realidad, pero hay que empezar sin echar para atrás.
Dios lo oiga padrecito, Dios lo oiga. ¿Habrá un poquito más de este plato que está rico?
¡Claro que si Don Luis, alcanza y sobra!