En esta ocasión quiero compartir un par de historias de Servimed, la EPS del magisterio bogotano. Cada lector, docente, funcionario o paciente dirán si esas situaciones son la regla o la excepción.
Un amigo, por el que guardo inmenso cariño y a quien llamaremos Pedrito, es un señor de 71 años que durante toda su vida ejerció la docencia en un pequeño municipio del Huila. Allí fue el profesor de química de su esposa, de sus hijos y de la mayoría de habitantes del pueblo. Ahora vive en Bogotá. Desde hace varios años su calidad de vida ha ido disminuyendo debido a una molestia creciente en las vías respiratorias, al parecer, como secuela de su exposición a algunas sustancias tóxicas e irritantes del laboratorio de química en el que trabajó.
Desbordado por la enfermedad, en los primeros meses de 2019, quiso solucionar su problema iniciando las llamadas al call center de Servimed para solicitar las citas con medicina general, en donde se le formularía exámenes y se harían las respectivas remisiones a distintos especialistas, quienes a su vez le recetarían exámenes más específicos para determinar el diagnóstico y el tratamiento pertinente. Ese desgastante proceso demoró más de nueve meses.
El profesor Pedrito pasaba largas horas todos los días intentando entrar en contacto con el call center de la EPS. Las llamadas no eran respondidas, se caían o se reiniciaban.
Cuando por suerte algún funcionario respondía, la respuesta generalmente era que no había agenda para el servicio solicitado (medicina general, especialistas, exámenes), y cuando milagrosamente lograba agenda, la cita era programada para 2 o 3 semanas después.
En varias ocasiones Pedrito tuvo que recurrir a la Superintendencia de Salud para conseguir sus citas, y en otras tantas, para “acelerar” el proceso tuvo que pagar sus exámenes en empresas privadas, pues según él “si esperase a Servimed no habría pa cuando".
Al final de 2019 el especialista le informó sobre la necesidad y la urgencia de una cirugía de cuarto nivel para resolver su problema de salud. En ese sentido Pedrito debía esperar a que le fuera asignada una cama adecuada para su procedimiento.
En esa espera llegó la pandemia, y con ella, las restricciones obvias para el uso de los servicios médicos. Cuando la pandemia amainaba y los servicios eran reactivados, Pedrito muy juicioso entraba en contacto con Servimed para finiquitar los pormenores de su cirugía.
Sin embargo, las enfermedades y el cuerpo son dinámicos… los exámenes previos ya estaban vencidos y Pedrito debía reiniciar todo el desgastante proceso. Y así se la ha pasado Pedrito durante aproximadamente 36 meses, repitiendo más de 5 veces el ciclo fallido, entre call center, visitas a Servimed, citas online, laboratorios privados, Superintendencia de Salud, etc.
Pedrito aún no ha conseguido la tan anhelada cirugía que mejoraría substancialmente su calidad de vida. Él está cansado, pues es un pensionado de 71 años que entregó lo mejor de su vida a la educación...