Pacto por Colombia

Pacto por Colombia

"Inicia una nueva época, en la que todos los sectores, hasta los dueños del poder, deben estar a la altura de las circunstancias"

Por: RICARDO VILLA SÁNCHEZ
agosto 15, 2018
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Pacto por Colombia
Foto: Pixabay

Como dijo Nelson Mandela: "el amor llega más naturalmente al corazón humano que su opuesto".

En Colombia, con grandeza, en esta coyuntura crítica, es posible iniciar un diálogo social entre el gobierno y la oposición, cuyos garantes, de buena fe, sean los independientes, y que está negociación lleve a un nuevo pacto social y político por la paz y la reconciliación. Esa es una de las garantías del esquema Gobierno - oposición y de la democracia de tres tercios que ha debutado en nuestro país desde el pasado 20 de julio y si uno va más allá con las elecciones del 11 de marzo al Congreso de la República.

El presidente Iván Duque en su posesión invitó a los colombianos a construir un gran pacto por Colombia, en el que manifestó que por encima de las diferencias estén las cosas que nos unen. Así es, es importante en una democracia lograr consensos, es decir, puntos en común que nos permitan coincidir en avanzar hacia un país en paz con justicia social. También es cierto que existen distintas miradas que nos separan: la violencia, el odio, el egoísmo, las víctimas, la autocomposición, la anomia, el discurso, el culto al dinero fácil y a la personalidad, las respuestas aplazadas, las venas abiertas o las brechas sociales, los privilegios casi perpetuos, las heridas que aún no han sanado, la exclusión. No obstante, aún estamos a tiempo de frenar el eterno conflicto, sin dejar a un lado las contradicciones, creencias, propósitos, intereses, ni declinar a los principios, sino pensando en el bien común. Así podremos revisar, hasta entre los contrarios, si este es el país que queremos o podemos avanzar hacia un nuevo país soñado, como diría Gabriel García Márquez, más humano y más justo.

Nunca hay que perder la dignidad, el decoro y la decencia, pero como en cualquier diálogo alguien tiene que ceder. Al final de cuentas se entiende que no será fácil, nunca lo ha sido, quizás porque no ha sobrado voluntad política ni ha faltado vocación de concordia, pero por algo se empieza, así sea de las cenizas. Desde esa perspectiva, diversos sectores han planteado que el bloque de oposición podría aceptar la convocatoria al diálogo que ha planteado el presidente. Afirman que en el seno de la Coalición por la Paz, la Democracia y la Vida es clave que se concrete una agenda sobre temas de Estado que debe llevar a configurar un acuerdo sobre lo fundamental, en el que participen todos los movimientos y partidos de oposición, en los que se logren consensos sobre el respeto a la vida, la dignidad y los derechos; la consolidación de la paz y la reconciliación con el cumplimiento de los acuerdos de paz, y el respaldo a la búsqueda de la paz completa, con la continuidad de las conversaciones con el ELN; el respeto de las libertades públicas, en especial el derecho a la movilización y a las protestas pacíficas; la defensa de la soberanía, de los derechos humanos, de la autodeterminación de los pueblos y del derecho internacional humanitario; la reivindicación de la autonomía judicial y del derecho al acceso a la justicia; la lucha contra la corrupción; entre otros que hasta se le agregaría la igualdad de oportunidades de acceso a trabajo decente, la cuestión migratoria (tanto de los colombianos en el exterior como de los extranjeros en el país), la lucha frontal contra el flagelo del narcotráfico transnacional, el empoderamiento ciudadano y sobre todo el reordenamiento del territorio con fundamento en el desarrollo humano sostenible.

Todos somos Colombia. Inicia una nueva época, en la que todos los sectores, hasta los dueños del poder, deben estar a la altura de las circunstancias. Como diría Orlando Fals Borda: para nosotros ser de izquierda, significa comprender y amar. O desde la otra orilla como afirmó Winston Churchill: un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema. Cojámosle la caña al actual gobierno, previa concertación entre el bloque de oposición, sobre temas concretos que no sean inamovibles ni palos en la rueda o líneas rojas. Busquemos un acuerdo por los buenos tiempos y más que todo sin sectarismo, con generosidad, en defensa de la vida y por el bienestar colectivo. Desarmemos la palabra por nuestra gente, por las mayorías trabajadoras, encendidas, alegres, creyentes, talentosas, que la vida no les ha regalado nada, y que pese a esto siguen firmes, luchando, en busca de la felicidad compartida. Todo esto para poder alcanzar un pacto por Colombia, concertado, realizable, consciente, responsable; un pacto que sea entre ciudadanos y no entre mafiosos, clanes y piratas; que no se quede en promesas incumplidas o en frustraciones sempiternas, que no resulte de la imposición del poder y la fuerza, y que la firma cueste soluciones para el buen vivir y la paz.

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