¿Será el Pacto Histórico el instrumento político del pueblo en la construcción de la Hegemonía progresista alternativa?
El sistema de partidos colombianos ha registrado en años recientes una importante recomposición como consecuencia de diversos procesos relacionados tanto con el régimen electoral, el régimen político, el sistema económico, la cultura política, la estructura social (movimientos sociales) y el sistema internacional en el que se inscribe el Estado y la nación colombiana.
El hecho más sobresaliente en dicho cambio es, sin duda, el surgimiento y posicionamiento del Pacto Histórico como una coalición y confluencia de distintos grupos de izquierda y sociales que, bajo el liderazgo del actual presidente Gustavo Petro, alcanzaron la más alta representación de la izquierda en el poder legislativo y la jefatura del estado, en las votaciones realizadas en los primeros meses del año 2022.
El Pacto Histórico es hoy el partido de gobierno en el marco de una alianza electoral que se conoce como Frente Amplio y de un esquema de gobierno en el que participan partidos y organizaciones políticas ligadas al bloque tradicional de los partidos políticos que participaron en la construcción del estado nación y del sistema de poder organizado por los clanes oligárquicos ligados al control de la tierra, del estado, el capital bancario, el comercio (local e internacional) y en cierta medida a la industria manufacturera.
Este documento tiene el propósito de plantear unas líneas analíticas en la perspectiva de caracterizar el Pacto Histórico, identificar su naturaleza de clases, establecer sus fundamentos filosóficos, políticos y tratar de definir su relación con el movimiento social, para determinar si el mismo encaja en la categoría propuesta para asumirlo como la herramienta política que requiere el pueblo colombiano en la construcción de una nueva hegemonía política ante la crisis de la hegemonía dominante de la ultraderecha que durante varias décadas lidero el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Al abordar un tema de tanta envergadura y con tantas aristas surgen muchas cuestiones que necesariamente requieren de la mayor consideración teórica y factual con el fin de garantizar la objetividad en los juicios y en las conclusiones a que se pueda llegar.
¿Cuáles son las causas de la crisis de los viejos partidos colombianos y por que dejaron de representar a la sociedad como expresión electoral mayoritaria? ¿Qué papel jugo el modelo neoliberal en esa crisis?
¿Qué cambios ocurrieron en el movimiento social como para que el mismo fortaleciera su autonomía política e ideológica? ¿Qué cambios se han dado en el terreno de la cultura política y los símbolos que articulan el tejido social de los colombianos?
¿Cuál es el potencial del Pacto Histórico para consolidarse como la fuerza política dominante en la perspectiva de convertirse en un instrumento político popular con capacidad de construir y afianzar una hegemonía política popular y democrática asociada con la paz, la justicia social y la ambiental?
Desde el campo teórico resulta necesario establecer el contenido y alcance de categorías como el sistema de partidos, el régimen neoliberal, los movimientos sociales, el instrumento político y la hegemonía política, pues se trata de conceptos que permiten capturar la problemática relacionada con este hecho político que ha transformado la cultura política y electoral del mundo popular colombiano con muchas posibilidades de consolidarse en la vida cotidiana de la ciudadanía.
Como quiera que este campo analítico esta en desarrollo y las cuestiones que están surgiendo requiere de la mayor ponderación para contribuir al debate que esta en curso en el seno del Pacto Histórico y en otros ámbitos de la opinión pública, en esta primera incursión quiero abordar los siguientes aspectos:
i) los antecedentes, el origen del Pacto Histórico, los integrantes y la naturaleza de su coalición; ii) la crisis del modelo neoliberal y de la hegemonía uribista en la bancarrota del gobierno de Iván Duque; iii) los puntos de constitución de la nueva hegemonía popular bajo el liderazgo del Pacto Histórico en la conformación de una coalición de gobierno, el campo de la paz, la reforma tributaria, los diálogos regionales vinculantes, el plan nacional de desarrollo, la defensa de la Amazonia, la reforma rural integral y las relaciones internacionales.
Primero.
Antecedentes, fundación y factores constitutivos del Pacto Histórico. Los avances electorales del PH y la bancada de izquierda.
Al considerar los antecedentes del Pacto Histórico hay que tener en cuenta que todos ellos constituyen un acumulado que recoge procesos y eventos remotos y de la misma manera hechos y dinámicas de mas corto plazo que son un acumulado que hoy concentra esta nueva formación política de la izquierda colombiana.
La izquierda colombiana inició su largo recorrido desde principios del siglo XX con las protestas obreras, artesanales, de campesinos e indígenas, y la intervención de militantes socialistas influidos por la revolución soviética del 1917.
En los años 20 y 30 se fundaron el socialista radical y el partido comunista, que surgieron en un contexto de agitación política relacionada con la caída de la hegemonía conservadora, la crisis de los años 30 y el ascenso del liberalismo al gobierno con banderas reformistas como las adelantadas durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo.
Posteriormente se darán nuevas manifestaciones de masas como la liderada por Jorge Eliecer Gaitán que fue asesinado en las calles de Bogotá, desatando una violencia masiva, que, durante los años 50, cegó la vida de cientos de miles de campesinos liberales y comunistas.
Con la revolución cubana de 1959 hay un viraje de la izquierda hacia la lucha armada para conquistar el poder en la que se ven involucradas organizaciones como las Farc, el Eln, el Epl, el Ado y el M19 con banderas anti oligárquicas y partidarias del socialismo.
Al tiempo, los sectores de izquierda legal promueven alianzas electorales con los liberales de izquierda del MRL y con la Anapo. En esa época se organizan la UNO y el Frente Amplio.
En los años 80, con los procesos de paz, surgen la Unión Patriótica y Firmes que impulsan destacados lideres como candidatos presidenciales y aspirantes a las corporaciones legislativas en todos los niveles.
En esos años tiene bastante impacto la lucha por los derechos humanos promovida por los partidos y movimientos de izquierda.
Con los acuerdos de paz adelantados en los gobiernos de Virgilio Barco (1986-1990) y Cesar Gaviria (1990-1994) adelantados con el M19 se desata un proceso constituyente que cierra con la aprobación de la nueva constitución de 1991.
Desde los años 90, cobra forma un nuevo formato de la izquierda con distintas expresiones como la Alianza Democrática M-19, que es una tentativa de un Frente de Izquierda, el Partido del Socialismo Democrático, el Polo Democrático, el Polo Democrático Independiente y el Polo Democrático Alternativo, que fue una coalición de tendencias y partidos de izquierda con proyecciones hasta el año 2016.
Carlos Gaviria, Luis Eduardo Garzón, Clara López y Gustavo Petro son las figuras mas destacada durante estos años.
Los diálogos y negociaciones de paz adelantados por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos con las Farc en la Mesa de la Habana, desde el 2012, que cerraron con los Acuerdos de paz del 2016 y su compleja implementación, le dieron forma a un contexto político que gravito en las tendencias de la izquierda en los años recientes con distintas manifestaciones electorales y sociales.
Un factor clave a considerar en dicho escenario es el auge del movimiento social que ha protagonizado desde el 2010 importantes oleadas de acción y movilización para enfrentar el neoliberalismo y el poder oligárquico, como ocurrió con las huelgas estudiantiles del 2011, las marchas campesinas del 2013, las manifestaciones del 2019 y del 2020 y la revuelta popular de abril del 2021, que sacudió las bases de la hegemonía uribista representada por el gobierno de Iván Duque.
Hechos para destacar de la presencia de la izquierda son la candidatura presidencial de Gustavo Petro en las elecciones del 2018 que termino con el triunfo de Iván Duque, producto del fraude masivo en el que intervinieron las mafias del narcotráfico y el paramilitarismo; también la consulta anticorrupción que convoco mas de 13 millones de colombianos en el segundo semestre del 2018.
Fecha de creación: 11 de febrero del 2021
Con tales antecedentes el 11 de febrero de 2021 se lanzó públicamente, en una rueda de prensa, la coalición Pacto Histórico. Fue organizada pensando en las elecciones legislativas y presidenciales de 2022.
Entre los líderes y lideresas que intervinieron en la coalición se destacan Gustavo Petro, Clara López, Gustavo Bolívar, Alexander López, Aída Avella, Iván Cepeda, María José Pizarro y Francia Márquez.
La coalición es una confluencia que se proclama progresista y reúne partidos políticos de izquierdas, organizaciones y movimientos del campo popular (indígenas, afrodescendientes, campesinado, mujeres, feministas, activistas LGTBIQ+, ambientalistas, habitantes urbanos, jóvenes, etc.), algunos sectores cristianos y figuras políticas que participaron en los gobiernos de Uribe Vélez y Santos.
Los movimientos y partidos políticos comprometidos en la fundación del Pacto Histórico fueron: Colombia Humana, Unión Patriótica-Partido Comunista, Polo Democrático Alternativo, Movimiento Alternativo Indígena y Social, Partido del Trabajo de Colombia, Unidad Democrática y Todos Somos Colombia. Después con la intención de ampliar la coalición, se organizaron mesas de diálogos con distintos partidos como Alianza Verde.
Con la decisión del partido Alianza Verde de dejar a sus militantes en total libertad para apoyar a su candidato presidencial de preferencia, varios de sus integrantes dieron su apoyo al Pacto Histórico.
Otras organizaciones también se integraron a este, como ADA, AICO, MODEP, Poder Ciudadano Siglo XXI, Congreso de los Pueblos, entre otras. Además, con el aumento de popularidad de la coalición, se integraron y dieron su apoyo varios dirigentes políticos del país.
Consulta interpartidista
En marzo de 2021, la coalición propuso realizar una consulta popular para definir un candidato único a las elecciones presidenciales de mayo del 2022. Se sugirió que la segunda candidatura más votada fuera la fórmula vicepresidencial.
Los candidatos que participaron fueron el senador Gustavo Petro, Francia Márquez, activista medioambiental y de las comunidades afrocolombianas; Arelis Uriana, líder indígena de la comunidad wayuu; el líder protestante Alfredo Saade Vergel y Camilo Romero, exgobernador de Nariño.
La consulta se llevó a cabo el día 13 de marzo de 2022, al igual que las de la coalición Centro Esperanza y Equipo por Colombia, siendo la del Pacto Histórico la más votada de todas.
Los resultados dieron como ganador al candidato Gustavo Petro con el 80,50% de los votos y en segundo lugar a Francia Márquez con el 14,05% de los votos.32 El día 23 de marzo de 2022 se anunció la fórmula presidencial.
Una línea de análisis pionera
Diana Granados Soler, activista-feminista y profesora universitaria, y Luis Alejandro Delgado Restrepo, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, en su importante análisis sobre el Pacto Histórico: notas sobre las apuestas y tensiones en la construcción de un frente amplio en Colombia de la Fundación Rosa Luxemburgo, sugieren varios elementos sobre los factores constitutivo de la nueva organización política
Ellos proponen, en un intento por caracterizar la actual conformación del Pacto Histórico, que en este hay tres actores principales. De un lado, sectores que forman parte del movimiento social y popular; de otro, partidos y movimientos político-electorales y, finalmente, personajes cuyo ámbito clave para hacer política son las redes sociales, los llamados influencers.
En relación con el primer actor, en el Pacto Histórico confluyen sectores que han sido parte del acumulado de la movilización social en Colombia de los últimos años.
Estos son los pueblos indígenas, movimientos negros, afrodescendientes y campesinos que luchan por derechos colectivos; sectores del movimiento de mujeres y feminista, y activistas LGBTIQ+ que se han movilizado por el acceso a sus derechos, contra las violencias de género y por cuestionar las lógicas políticas patriarcales, racistas y clasistas que atraviesan la política; movimientos estudiantiles que se han opuesto a la reforma de la educación como negocio y exigen una educación pública, gratuita y de calidad.
Trabajadores y trabajadoras de la salud que han impugnado el tratamiento de la salud como una mercancía; ambientalistas que se oponen al extractivismo; sectores de trabajadores y trabajadoras que han logrado resistir históricamente a las políticas de privatización de los derechos; actores movilizados contra los tratados de libre comercio, las reformas neoliberales, el militarismo en Colombia y la exigencia de una solución política al conflicto armado; jóvenes y actores barriales populares que cobraron fuerza y renovación en sus prácticas y repertorios de movilización en los estallidos sociales, en los paros en 2019 y 2021.
Algunos de estos sectores del movimiento social y popular también han construido expresiones propias político-electorales, y/o son parte o tienen estrechas alianzas con partidos y movimientos políticos como el PDA, la Unión Patriótica (UP), el Movimiento Alternativo Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Soy Porque Somos, Colombia Humana, entre otros.
Además de estos partidos, conforman el Pacto Histórico expresiones políticas como La Fuerza de la Paz, liderado por el actual senador Roy Barreras y cuya bandera principal es la defensa de la paz; Poder Ciudadano, fundado por la exsenadora Piedad Córdoba en 2005 y que nace como una disidencia del Partido Liberal, al igual que Liberales en el Pacto, de reciente conformación, cuyo líder es el actual senador Luis Fernando Velasco, y Todos somos Colombia, liderado por Clara López exalcaldesa de Bogotá y quien otrora fuera una de las principales dirigentas del PDA.
Recientemente adhirieron al Pacto Histórico personas pertenecientes al Partido Verde, encabezadas por Camilo Romero, exgobernador del departamento de Nariño, y agrupadas en el movimiento Verdes por el Cambio, ante la indefinición del Partido para escoger una candidatura única a la Presidencia.
En el segundo bloque de actores encontramos algunas figuras con acumulados político-electorales que, incluso, han sido parte de las coaliciones de los gobiernos de Uribe y Juan Manuel Santos.
Dentro de los exponentes de estas ‘conversiones’ políticas encontramos a Roy Barreras (congresista desde 2006), quien fue cercano a Álvaro Uribe y luego defensor a ultranza de los gobiernos de Juan Manuel Santos, al punto que fue nombrado negociador en el proceso de paz con las FARC.
También al actual embajador en Venezuela, Armando Benedetti, quien, como representante a la Cámara por Bogotá (2002), fue uno de los mayores defensores de Uribe, apoyó su reelección presidencial y luego se vinculó al Partido de la U, desde el cual lanzó su candidatura al Senado (2006).
Ha defendido proyectos de ley, como la viabilidad de la aplicación de la eutanasia en Colombia, y lideró la caída de un proyecto de ley que pretendía penalizar el consumo de la dosis mínima.
Actualmente es investigado por casos de corrupción. A estas figuras políticas se suman algunos liderazgos que han pertenecido al Partido Liberal, en cabeza de Luis Fernando Velasco y Piedad Córdoba, que, si bien no han sido uribistas, han pertenecido a partidos tradicionales que han conducido al país a la actual crisis.
Como una variante de los movimientos políticos y sociales, aparece en el escenario el autodefinido movimiento socialcristiano Levántate, liderado por el pastor Alfredo Saade, quien inicialmente había manifestado su salida del Pacto Histórico, al parecer por discusiones internas que dilataron su nombramiento en espacios de dirección política.
No obstante, a inicios de noviembre (2021), Saade anunció que retornaría al Pacto Histórico y oficializó su inscripción a las precandidaturas presidenciales. Este líder religioso se ha manifestado públicamente en contra de derechos como el aborto.
Su aterrizaje en el Pacto Histórico ha movilizado fuertes cuestionamientos internos en relación con el perfil conservador y anti derechos de este sector político-religioso. Finalmente, un importante tercer sector ha aparecido recientemente en la política colombiana y participa del Pacto: los llamados influencers, personas que vienen de la farándula o de la exposición en redes sociales.
Estas, con sus interacciones con miles de seguidores en redes, han logrado atraer a jóvenes e internautas, han generado opinión en sectores urbanos de la población, y han asumido un rol de difusión y denuncia de hechos del acontecer nacional, particularmente en contra del gobierno de Iván Duque y del uribismo.
Si bien esta variedad de personas y procesos nacionales, regionales y locales de diferentes trayectorias políticas muestra la diversidad que ha confluido en la apuesta política que se está construyendo en Colombia, lo que implica un enorme reto para organizar ideológicamente el Pacto Histórico y definir cómo va a funcionar la mecánica electoral para conformar las candidaturas que se proponen desde cada sector, partido y movimiento político.
Aunque se ha discutido lo ideológico y programático en foros y espacios convocados por partidos y organizaciones sociales a nivel local, la mayoría de las disputas y del tiempo se concentraron en las candidaturas y conformación de las listas al Congreso de la República 2022-2026
Hago esta cita de los analistas citados dado su valor en esta reflexión sobre esta nueva fuerza política que ha adquirido un nivel preponderante en el nuevo sistema de partidos.
Del mismo alcance son las apreciaciones sobre los aspectos comunes o programáticos que facilitaron la convergencia de estos matices de la izquierda y democráticos.
Los grupos y movimientos agrupados en el PH tienen unos puntos en común que es lo que en principio los articula sin que esto implique un diseño institucional para establecer un esquema de organización con unas reglas de juego ciertas y estables.
Las materias y temas comunes, que se ha dicho le dan forma a un “acuerdo sobre la fundamental, que han propiciado la convergencia son estos:
i) la Paz total como un modelo alternativo de superación del conflicto social y armado atendiendo a las especificidades regionales e idiosincráticas de los actores involucrados en conflicto, para lo que ya se tiene una Ley marco que consolida una política de estado en materia de paz.
ii) la reforma profunda de las fuerzas armadas y de la policía que ya dio un primer paso con la depuración masiva de oficiales involucrados en la violación de los derechos humanos, así como eliminar el ESMAD.
iii) las garantías a la protesta social y a los movimientos sociales; iv) la reforma agraria democrática; v) la acción radical contra la corrupción.
vi) medidas para enfrentar el cambio climático con el uso de energías alternativas; ix) hacer realidad la progresividad tributaria con una reforma en los tributos que obligue a los multimillonarios a pagar los impuestos que necesita el estado para atender las necesidades sociales prioritarias de los colombianos.
x) reformas profundas del Estado que implique erradicar el neoliberalismo con sus privatizaciones y austeridades que golpean a los mas débiles.
Pero además de existir puntos programáticos coincidentes entre las distintas corrientes del PH, también hay puntos que los tensionan como la presencia
de sectores cristianos conservadores anti derechos de las mujeres y de la población LGBTIQ+, que ha generado debates y cuestionamientos sobre los criterios para desarrollar estas alianzas, en franca oposición con las agendas de sectores de mujeres, feministas y activistas LGBTIQ+ que vienen participando de la coalición.
Transversalmente, el Pacto Histórico mantiene aún sin resolver discusiones sobre los mecanismos de democracia interna que se están implementando y deberían implementarse para suscribir alianzas con otros actores políticos, en aras de que un esfuerzo colectivo tan ambicioso como este no puede verse menoscabado por intereses puramente electorales.
El Pacto Histórico, mediante un escenario denominado Colegio Electoral, adoptó, como criterio para conformar sus listas al Congreso, el modo ‘cremallera’ (alternando hombre-mujer o viceversa).
Sin embargo, ha sido ajeno a reconocer abiertamente las exigencias de las mujeres, feministas y activistas LGBTIQ+ para construir una coalición que reivindique plenamente sus derechos. En este sentido, falta un largo trecho para que esta coalición política considere la participación política de las mujeres y disidentes del sexo y del género, así como de los feminismos como posibilidades para cuestionar el mundo, sus opresiones y tejer apuestas de emancipación contra el racismo, el sexismo, el colonialismo y el capitalismo.
El debate al interior de la Izquierda
El deslinde de la izquierda. En la Proclama del Pacto Histórico se afirma que es una propuesta “alternativa, socialdemócrata y liberal”.
De esta apuesta, como ya lo hemos señalado, confluyen varios sectores políticos que se enuncian como parte de las izquierdas porque encuentran una posibilidad de materializar las agendas que históricamente han defendido a pesar de la estigmatización, la persecución, los señalamientos y el asesinato de sus militantes, realizados por sectores de la extrema derecha y del mismo Estado.
No obstante, en una estrategia, al parecer de acumulación electoral, algunos sectores del liderazgo del Pacto Histórico lo han presentado como si no fuera una propuesta de izquierdas, haciendo precisamente lo que se debe evitar: estigmatizar a diversas militancias que han apostado por transformar el país.
Las derechas y todos los sectores que se oponen a un gobierno del Pacto Histórico lo señalan por ser una coalición de izquierdas, asociada a gobiernos contrarios a los intereses de Estados Unidos (Cuba y Venezuela) y que conspira con movimientos internacionales cuyo objetivo es desestabilizar las democracias.
Cuando los liderazgos visibles del Pacto Histórico, como Gustavo Petro o Gustavo Bolívar (también de Colombia Humana), de manera reiterada tratan de deslindarse de las izquierdas en aras de congraciarse con sectores de la clase dominante colombiana, terminan reproduciendo la estigmatización y los señalamientos a una militancia que ha resistido históricamente a la violencia sociopolítica que se ha ejercido en Colombia.
A lo anterior se suma el ‘vaciamiento’ político que, dentro de los enunciados del Pacto Histórico, lo distancia de ser una propuesta de izquierdas, y lo postula como una propuesta para la vida, despojándolo de cualquier relación con la izquierda que, desde estas narrativas, queda catalogada como ahistórica y ‘cosa del pasado’.
El caudillismo es también otro riesgo para el PH
La elaboración de listas al senado y cámara han reflejado estas tensiones que lograron ser resueltas con la lista única y cerrada la cual permitió la escogencia de la mayor bancada de la izquierda en la historia del país.
Segundo: La crisis del modelo neoliberal y la caída de los partidos tradicionales
En la crisis y bancarrota de los partidos políticos tradicionales, el liberal y el conservador, así como en el ascenso de los movimientos políticos de izquierda ha jugado un papel crucial el modelo neoliberal que mercantilizo la política llevando a la degradación clientelar de las maquinarias electorales tradicionales y a su captura por las redes mafiosas de la corrupción.
El neoliberalismo pervirtió todas las formas democráticas generando un mayor bloque entre la sociedad civil y el estado, propiciando, por lo demás, el auge de los movimientos sociales y su protagonismo como un actor central de la vida pública.
Tercero: Los desarrollos del movimiento social y su relación con la constitución del Pacto Histórico
Hay una coincidencia generalizada en el sentido del papel que cumplen en la actual coyuntura histórica los movimientos sociales en sus diferentes manifestaciones.
El movimiento social y popular colombiano se convirtió en un elemento central del proceso social y político colombiano desde las manifestaciones universitarias del 2011, las huelgas campesinas del 2013, las acciones masivas de los años 2019, 2020 y, en especial, las de abril del 2021 contra la reforma tributaria y contra el régimen uribista de Iván Duque.
El despliegue del movimiento social y popular propiciaron las condiciones para la conformación del Pacto Histórico en el año 2021.
Cuarto: La hegemonía política popular y democrática
El salto del Pacto Histórico para convertirse en la fuerza política central del régimen político colombiano nos conduce al debate sobre la hegemonía política como dirección intelectual y moral de la sociedad; la bancarrota del sistema de dominación de la ultraderecha nos plantea la necesidad de pensar los términos de lo que sería la hegemonía del Pacto histórico.
En ese sentido bien resulta útil a este debate recuperar los ejes de la discusión teórica sobre la Hegemonía.
Para tal efecto recupero el análisis adelantado por Iñigo Errejón en su tesis doctoral La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): un análisis discursivo (2012).
El debate planteado por Errejón es pertinente en el análisis que debemos adelantar sobre la fuente del poder político del Pacto Histórico. Este será un tema que pretendo abordar en otro texto.
Entre tanto cito una definición básica del concepto para sentar las premisas de esta reflexión.
Gramsci concebía la hegemonía como la dirección política y la búsqueda de la organización del consenso en el conjunto de la sociedad. Inspirado en las concepciones de Lenin, Gramsci amplió el concepto para pensar en las formas hegemónicas en los llamados Estados occidentales.
Estas formas se dieron por una combinación de coerción y consenso, encontrándose en una relación de equilibrio en momentos de la "normalidad" de las democracias liberales. En otras palabras, para ser dominante, una clase debe ser dirigente de las clases aliadas y la dominante de las clases contrarias.
Quinto: El Pacto Histórico como instrumento político
El Pacto Histórico como instrumento político de los sectores populares nos permite retomar, en nuestro caso, este debate sobre la forma que debe adquirir este nuevo actor político. Debe descartarse la forma partido por su evidente descredito entre la ciudadanía.
El Pacto como instrumento político popular alude a un planteamiento surgido con el triunfo de los gobiernos de izquierda al iniciarse el siglo XXI.
Fue Martha Harneker, quien adelanto una amplia reflexión sobre dicho tema en varios de sus documentos como "Un instrumento político de acuerdo con cada realidad".
Hay que retomar las tesis de Harneker en el actual proceso para darle forma estable al Pacto Histórico para que no termine en la degradación asociada con el clientelismo, las disputas burocráticas, la desideologización y la corrupción que destruyo la vieja partidocracia del poder oligárquico.
Conclusiones
El Pacto Histórico es la nueva fuerza política dominante en el sistema de partidos colombianos, sin embargo, su estabilización y consolidación va a requerir de una definición de su hegemonía intelectual y moral como base de su poder político en los próximos años.
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