Cuando terminó el rodaje de Escobar, el patrón del mal, la primera reacción de Andrés Parra fue la de tirar al piso su peluca, pisotearla y salir del set sin despedirse de nadie. Durante ocho meses soportó la difícil infamia de meterse en la piel de uno de los asesinos más despiadados que ha dado este país. Bastante le tuvo que rogar Juana Uribe, una maestra del casting, para que pasara por los estudios de Caracol e hiciera la prueba. En el año 2012, antes de que se convirtiera en un fenómeno global, Andrés Parra ya había interpretado a un mafioso. Era Anestesia, un tipo gordo y bonachón que se convertía en un bálsamo cada vez que aparecía durante el ambiente opresivo de El cartel de los sapos. Pero este personaje no tenía la profundidad de Escobar.
¿Cómo hizo para crear a Pablo Escobar?
Investigó hasta donde más pudo. Andrés Parra pudo darnos con su interpretación algo tan siniestro como mostrar que el monstruo también podía ser papá o hijo. Que lo terrible de Escobar era lo parecido que era a nosotros. Su interpretación fue un éxito absoluto. En Argentina lo idolatraban y Netflix, antes de escoger a Wagner Moura para que fuera su Escobar de Narcos, le dejó un camionado de plata delante de la casa sólo para que aceptara. Y fue coherente y no lo hizo.
Diez años después puede confirmar que fue la mejor decisión. Andrés Parra le huyó al encasillamiento. En Argentina, que es la meca de la actuación latinoamericana con el perdón de México, lo respetan y de qué manera. Así se lo han expresado glorias como Ricardo Darín o Adrián Suar. Cada decisión que ha tomado Parra ha sido la acertada. Una de ellas fue no depender de Caracol o RCN y expandirse. Por eso consiguió papeles importantísimos en series como Sitiados o en películas de una calidad superlativa como La odisea de los giles.
Ahora está en Los iniciados, la nueva apuesta de Amazon Prime para llevar a la pantalla el universo de Mario Mendoza. Andrés Parra ha mudado de nuevo de piel y ha sabido enterrar, por si quedaba algún rastro, el viejo cadáver de Escobar que alguna vez amenazó con aplastarlo.
