Después de conocer las grabaciones de Jorge Enrique Pizano, el director de la Red de Veedurías Ciudadanas Pablo Bustos, un abogado de la Universidad de los Andes, se dio a la tarea de atajar al fiscal Néstor Humberto Martínez. Primero alistó una denuncia que presentó ante la Comisión de Investigación y Acusaciones de la Cámara de Representantes para que investiguen a Martínez, y luego puso su mirada en la cabeza del Grupo Aval. Ante el despacho de la vicefiscal María Paulina Riveros, quien ahora está impedida para estar al frente de las investigaciones de Odebrecht en tres líneas, puso otra denuncia contra el magnate Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Su persistente tarea como veedor del poder le ha traído varias amenazas. En 2004 retó a los leones cuando quiso llevar hasta las últimas consecuencias sus investigaciones contra el presidente Uribe, quien en ese momento estaba pedaleando su reelección, y sus posibles relaciones con el paramilitarismo. En 2005 tuvo que salir del país y se refugió en Canadá hasta que decidió volver al país cuando en 2010, cuando el país daba un giro político.
Pablo Bustos sabía que su trabajo y sus denuncias no se podían quedar en las clases que daba en la Universidad Autónoma y decidió convertirse en la piedra en el zapato de los corruptos. Empezó tirando hacia arriba. Primero organizando marchas contra Ernesto Samper por el proceso 8.000. No quería dejarlo en paz, y estaba seguro que podía sacarlo del poder. Aunque no lo logró, su nombre agarró vuelo cuando en 1995 se puso a recoger firmas para convocar el primer referendo que pretendía obligar a Samper a dejar la Presidencia.
Y es que Bustos le tiene la lupa puesta en todos los rincones. En 2002 se enfrentó al querido y poderoso cura Hoyos en Barranquilla, quien se defendía desde su atril en los barrios populares con el respaldo de la gente. Sin embargo, logró ganarle una demanda al exalcalde por las irregularidades que encontró en la contratación de la Alcaldía. Bustos era un As del derecho, y en corrillos de las altas cortes su nombre era sinónimo de persistencia y terquedad.
Bustos tiene entre sus archivos más de 75 demandas por pérdida de investidura y muertes políticas contra varios congresistas. Y ha ganado varias. Logró poner contra las cuerdas a Iván Moreno Rojas, hermano del exalcalde Samuel Moreno, por el carrusel de la contratación. Hoy ambos están en la cárcel. También consiguió la pérdida de investidura del congresista Carlos Oviedo Alfaro por sus ausencias en el capitolio, tras ser capturado por su historial criminal. Asimismo, en el año 2000 los representantes Armado Pomárico, Juan Ignacio Castrillón y Octavio Carmona también quedaron fuera del juego político después de que Bustos investigara los 60 contratos irregulares que los congresistas habían suscrito desde las mesas directivas a las que pertenecían, al igual que al expresidente de la Cámara Emilio Martínez, a quien se le decretó la muerte política por los abusos en la utilización del presupuesto oficial.
Tal vez uno de los mayores logros de Bustos fue la derrota que le propinó al poderoso exsenador Javier Cáceres, un político que pasó del liberalismo al Polo y luego a Cambio Radical, por sus relaciones ilegales en la empresa estatal ETESA. Su investigación dio pie para que posteriormente la Corte Suprema de Justicia lo condenara por parapolítica.
En 2010 Bustos sufrió una de sus mayores derrotas, todo por entrar en terrenos que no dominaba. Quiso ser senador con el viejo PIN después de volver de Canadá, pero su candidatura pasó por lo bajo. Aprendió que su rol no estaba en el Congreso, sino en las calles como vigilante ciudadano. Ahora, su trabajo volvió a ser clave para definir el rumbo jurídico del país. La Corte Suprema de Justicia decidió avalar la figura el fiscal ad hoc para tres casos luego de la recusación contra la vicefiscal María Paulina Riveros, y el magistrado Gerardo Botero, quien presentó la ponencia en una deliberación que duró 8 horas, tuvo en cuenta la recusación de Bustos. Por primera vez en Colombia, con el trabajo del incansable y tenaz veedor, habrá fiscal ad hoc.
