¿Recuerda usted a Blockbuster?, el sitio de alquiler de películas en Betamax y DVD que quedaba en la 51B con 85 esquina, bueno eso viene siendo el servicio de taxi de hoy. Sabe usted porque desapareció Blockbuster? Porque el mercado tecnológico se innovó y la tienda de alquiler de películas no sobrevivió al cambio ni se preparó pues el servicio de películas online se masificó con la llegada del internet y hace pocos años apareció un servicio de suscripción mensual para acceso de películas como Netflix, en pocas palabras la industria que no se prepare y no se innove quedará en la papelera de reciclaje de las empresas que no pudieron reinventarse.
Barranquilla es una ciudad de 2.5 millones de personas aproximadamente, en donde la movilidad sigue siendo el gran problema de las “grandiosas administraciones de gobierno” anunciadas así por los medios de comunicación. Según cifras de la Secretaría de movilidad de la Administración actual, hasta la fecha de julio 2015 barranquilla cuenta con un parque automotor de 156.417 vehículos de todo tipo, teniendo en cuenta que de esta cifra unos 76058 son automóviles de los cuales 12832 son amarillos, lo que indica una exagerada cifra de taxis rodando por las calles de la ciudad.
Actualmente la Alcaldía lleva a cabo un censo, junto a la implementación de lo que será el taxímetro, lo que para muchos será como una crónica de muerte anunciada, en donde a muchos usuarios agarrará por sorpresa, mientras que otros conductores probablemente recurrirán a prácticas indecorosas para que el taxímetro funciones más a su favor. No es que sea pesimista, sino que todo indica a que el taxímetro no es la gran panacea para que los verdaderos problemas desaparezcan, sino que por el contrario traerá nuevos problemas de convivencia ciudadana, porque para nadie es un secreto que como ciudad presentamos una escasa cultura ciudadana para aceptar la fiabilidad del taxímetro, pues dentro del imaginario ciudadano barranquillero está arraigada la idea de que estos aparatos llamados taxímetros son “chimbeados” es decir adulterados.
El servicio de taxis sigue siendo un servicio mediocre, sin importantes avances en innovación, en donde el conductor es el que decide si presta el servicio o no al usuario, en donde él se convierte en el dominante absoluto del negocio, en donde los usuarios solo les queda volver y preguntarle a otro taxista a ver si lo puede llevar, sumándole la gran competencia de más taxis del área metropolitana , taxis gemelos o piratas, los cupos por taxi e impuestos, añadiendo la competencia frente al servicio de Taxis Blancos o servicios de Lujo y para rematar, enfrentar la plataforma tecnológica Uber, que significaría el futuro del transporte público particular. Este y decenas de problemas más se convierten en los factores de riesgo que socavan la viabilidad y durabilidad del sector de taxis no solo en esta ciudad sino en toda Colombia.
Los taxis tarde o temprano dejarán se ser un servicio viable, un servicio justo y mucho menos donde los usuarios puedan tener derecho a regularlo, pues actualmente no existe un mecanismo de evaluación al servicio, sino que simplemente sigue siendo un servicio medieval, costoso e ineficiente en donde los usuarios no encuentran como reclamar sus derechos cuando estos son violados por aquellos que hacen del sector amarillo una terrible experiencia.
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