El aliado de Gustavo Petro en la Cámara de Comercio de Bogotá, Ovidio Claros, quien llegó a la presidencia de la entidad en su tercer intento gracias a la insistencia del Presidente de la República buscó, sin haber completado un mes en el cargo, liderar el gremio que reúne las 57 Cámaras de Comercio de Colombia, Confecámaras. Era parte de la estrategia del gobierno para influir en un sector con el que el Presidente tiene reparos y prevención y que ha calificado como una cúpula de privilegiados.
La pretensión se le frustró porque la elegida fue Lina Vélez la presidenta de la Cámara de Comercio de Medellín. Quien movió los hilos internos para buscar cumplirle a Claros fue el ingeniero Manuel Fernández presidente de la Cámara de Comercio de Barranquilla y a su vez presidente en ejercicio de Confecámaras, algo inexplicable por el sector empresarial que representa. Contó con el apoyo soterrado de Brian Bazin Bulla, presidente de la Cámara de comercio de Ibagué.
La dupleta buscaban ir armando una mayoría en la junta de Confecámaras compuesta por 15 representantes, contando con el apoyo de la región centro y de la Costa Atlántica, para lo cual Fernández convocó a una reunión previa la votación a mediados de este mes en la que la antioqueña Lina Vélez derrotó a Ovidio Claros y fue elegida presidenta de la junta de Confecámaras.
A diferencia de Claros, recién llegado al sector, Lina Vélez completa 22 años como presidente de la Cámara de Medellín y jugó un rol clave para impedir que el alcalde Daniel Quintero tomará control de la institución.
El presidente ejecutivo de Confecámaras desde el 2011 es el vallecaucano Julián Domínguez quien llegó al cargo nacional después de haber presidido la Cámara de Comercio de Cali y la junta es elegida por un período de un año.
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