Después del fallido lanzamiento de la carta estrella para recuperar terreno en el rating por parte de RCN, Protagonistas de nuestra tele, uno se pregunta si ya estamos frente a un monopolio del entretenimiento.
Independientemente de lo que nos queramos contestar y de los argumentos sobre los cuales fundamentemos las respuesta, lo real, al menos en términos de rating, es que los colombianos están pegados a la señal del canal Caracol.
¿Qué hay en A otro nivel que lo ha convertido en el líder de la audiencia en este momento? En lo personal creo que el programa en sí no tiene mucho para defenderse si tuviese un competidor fuerte que lo enfrentara, pero la crisis de la competencia es tan fuerte que el tema ya no es de enfrentado sino de competidor, mejor dicho, hasta que RCN no ataque su problema de branding, todo seguirá siendo ganancia para Caracol.
Ahora bien, el programa concurso musical que se hace por segunda vez recoge unos frutos mucho mejores que los de su primera versión, en parte por el cansancio y alejamiento que tiene la audiencia con su competidor. También, porque ha hecho un trabajo serio en el talento que se pone en pantalla.
La mayoría del público ha visto este tipo de programas musicales en otras audiencias, se pega a ellos por el talento real de sus participantes. A otro nivel, en esta versión, ha puesto en pantalla personas que realmente tienen unas condiciones vocales que impactan a todas luces.
Se vuelve agradable y emocionante disfrutar lo que pueden hacer los diferentes concursantes y en términos narrativos, demuestra que lo dramático no está únicamente en el chisme, la pelea, el engaño y el enfrentamiento; ratifica que hacer entretenimiento se basa en poner eventos dramáticos que terminen enganchando al público por su nivel de referenciación o por su capacidad aspiracional, es decir, porque a todos nos gusta ver que alguien con talento y que no ha alcanzado el reconocimiento que se merece, tiene la oportunidad de realizar el sueño sin que medie lo maquiavélico como herramienta para alcanzar el sueño.
No se trata que el conflicto sea malo, de hecho, es y será la herramienta fundamental para hacer dramaturgia, pero cuando es a lo único que se apela para construir audiencia, se está viendo el ejercicio del entretenimiento de una manera extremadamente limitada y Protagonistas, solo ha usado ese argumento para llevar a su pantalla un público al que la marca le sabe a cacho.
De otra parte, A otro nivel tiene carisma en su presentadora y ha logrado generar tensiones, al mejor estilo romántico, con uno de sus presentadores enriqueciendo un concurso con un elemento que no le es propio, pero que termina aportando en términos de entretenimiento.
Por último, sus jurados son tranquilos y respetuosos. Entre ellos exponen sus desacuerdos sin que eso genere tensiones, demostrando que la diferencia lejos de ser una amenaza, siempre enriquece. Los tres son reconocidos porque tienen trayectorias de éxito en la música y su conocimiento de la industria o de los talentos que se necesitan, son innegables.
Con respecto a lo anterior, quiero referirme a Silvestre Dangond, y lo hago porque no me gusta su música y porque en el artículo sobre este concurso del año pasado, mencioné que su presencia obedecía a una estrategia para llamar audiencias. Debo reconocer que he visto en este personaje, en términos narrativos, como un elemento que le aporta mucho al programa: es divertido, se conmueve, tiene el juego del coqueteo con la presentadora y tiene la capacidad de reconocer sus limitaciones y desconocimientos.
Aunque sigo pensando que el programa no es de mi gusto y tiene muchas cosas por mejorar, entiendo perfectamente que el público reconozca en él un buen producto y le dé el respaldo con el rating y así Caracol esté... A otro Nivel.