Tal parece que piratas y corsarios aún rondan la rada de Cartagena de Indias. Los primeros son el cáncer endémico de la casi totalidad de las ciudades colombianas, solo que las células que se multiplican desordenadamente son ciertos contratistas aliados con algunos politiqueros que desfalcan su presupuesto; mientras que los corsarios son algunos empresarios y constructores con patente, que se presentan como los redentores que llevan un venenoso progreso a ese villorrio que ellos suponen aún habitado por aquella consabida “caterva de vencejos”.
El botín esta vez es el lote de la antigua planta eléctrica de Manga, construida en 1920, incorporada al patrimonio de las Empresas Públicas creadas en 1961, pero sin el lote que era un terreno baldío y anegadizo. Sin embargo en 1969, al traspasar esta propiedad a Icel para entrar al sistema eléctrico interconectado, a alguien se le ocurrió la genial idea de consignar una “mentira piadosa” al otorgar la escritura pública, incluyendo el lote, para mejorar la participación de Cartagena… y allí nació el actual problema, pues en estas condiciones se traspasó la propiedad al IPSE.
De repente un día, aparece la firma Arias, Serna & Saravia, hasta entonces los reconocidos empresarios constructores del Hotel Santa Clara, esta vez, con un proyecto inconveniente, consistente en ocho torres de ocho pisos cada una, que sin conocer ni el área ni el número de apartamentos, es ilegal porque no encaja dentro de la norma vigente.
Afortunadamente los vecinos, directamente afectados, se han mantenido cohesionados gracias a su antigua y justa aspiración de que Manga sea un barrio verde, por lo que quieren y merecen un parque en ese sitio; esta vez unidos con el Club de Pesca, a quienes se pretende cercenar, unidos, han entablado acertadas acciones jurídicas para impedir la construcción de este nuevo adefesio.
Ah! Y… ni siquiera una perla sino todo un diamante: este lote ha sido ofrecido por Víctor Maldonado para resarcir a los estafados en el Fondo Premium Interbolsa.
Veamos cuales son las violaciones de Arias, Serna & Saravia.
Primera: no entiendo cómo van a obtener un préstamo bancario para un proyecto con la propiedad del lote cuestionada, y cómo escriturarían posteriormente a los ingenuos compradores.
Segunda violación: el artículo 473 del POT señala que este lote, al estar en la manzana 154, queda dentro del área de influencia del Fuerte de San Sebastián del Pastelillo (actual Club de Pesca), y se consagran algunas restricciones para proteger su visual, tales como que “…las alturas de las edificaciones no podrán superar los dos (2) pisos, ni se permitirán agrupaciones o conjuntos habitacionales de edificios multifamiliares en altura…” (artículo 486 del POT de Cartagena).
Tercera violación: Según el susodicho POT, el paisaje hace parte del patrimonio inmueble de Cartagena, por lo que “…se consideran de protección prioritaria los ejes visuales que conforman los paisajes culturales de la ciudad…” (Síntesis del diagnóstico del Plan de Ordenamiento Territorial, capítulo 3 Diagnóstico de Atributos, subcapítulo 3.5 sobre El Patrimonio Inmueble), y continúa diciendo textualmente que hay que proteger “…Todo el paisaje que se contempla desde la orilla de la Bahía de las Ánimas…” que abarca con la vista los siguientes elementos, comienza enumerando y entre otros concluye con: “…Puente Román, Lote de la Electrificadora de Bolívar, Fuerte del Pastelillo, Orilla de la Isla de Manga….”.
Cuarta violación: Como si esto fuera poco, la manzana 154 de marras, está catalogada como suelo de protección por ser una llanura con alto riesgo de inundación, por lo que cabe preguntar: ¿Qué estarán comprando, si es que compran, ciertos ingenuos compradores? Dicha precariedad se puede consultar en los planos oficiales de Cartagena.
Aunque hay más violaciones, pero además del reducido espacio, estimo que es suficiente con las aquí descritas.
Algunas conclusiones:
- Los vecinos de Manga están demostrando que los cartageneros no son “una caterva de vencejos”, y que unidos se pueden evitar muchas arbitrariedades antes que ocurran.
- No es el caso presente, pero Bogotá no puede seguir aprobando licencias de construcción para seguir arrasando con el patrimonio cultural de Cartagena.
PD: Se debe iniciar una investigación para saber quien o quienes permitieron que la firma Ospinas ocupara, de forma irregular y escandalosa, el 100 % del lote donde se construyó el Washington o Bocagrade Plaza en Cartagena, y como los cartageneros estamos hartos de estos abusos, hay que iniciar otra acción popular para demoler lo que esté por encima de la norma y procesar a los culpables, porque jurídicamente es procedente.