Otro fin del mundo es posible (Cómo Aldous Huxley puede salvarnos) es el reciente libro de Alejandro Gaviria Uribe. Esta obra de ensayos contiene ocho capítulos que se desarrollan a través de un interesante diálogo entre las ideas de Aldous Huxley y las de Alejandro Gaviria.
La temática es variada y oportuna para entender el momento actual. La salud pública, las sustancias psicoactivas, la educación, el progreso, entre otros temas, son trabajados desde la obra de Huxley: Un mundo Feliz (1932) y La Isla (1962), y la interpretación que hace Alejandro sobre dichas obras.
En la introducción del libro, Alejandro Gaviria afirma nuevamente la importancia de las ideas en el sentido individual y colectivo para no caer en el poder destructivo de las ideologías y la sobresimplificación del mundo. Así pues, el libro contiene las ideas de Huxley sobre las extravagancias del mundo actual.
El primer capítulo, Atención y Compasión, inicia con la idea del absurdo trabajada por Albert Camus en El Mito del Sísifo. Esta es el distanciamiento que hay entre el deseo humano y el silencio incómodo del mundo: el pesimismo cósmico. Con el fin de justificar la idea del absurdo, Alejandro Gaviria expone diez razones, las cuales, paradójicamente, también defienden la idea de pensar la vida como el máximo privilegio: optimismo personal.
1. Decrepitud e inevitable final: “vivir es ir muriéndose”, la vejez y las enfermedades son inevitables. Así como la aceptación del final: la muerte, esa que “todo lo acaba pero que justifica todo lo vivido”
2. Somos seres biológicamente “chambones”: Somos frágiles y cualquiera falla nos lleva a la muerte. La inmortalidad o la vida eterna “jamás ayudó a vivir en la eternidad”.
3. La vida humana no tiene sentido intrínseco: El solo hecho de estar vivos es el mejor sentido para vivirla. El hombre necesita narrativas esperanzadoras, por eso, crea símbolos, dioses, y demás cosas para imaginarse la transcendencia.
4. Vivimos en la ignorancia fundamental: Las preguntas sobre la existencia carecen de respuestas y aunque la ciencia da pistas, no logramos entender la complejidad biológica.
5. El amor es un consuelo, una respuesta al absurdo y una forma de existencia ante la muerte, pero el amor es dolor, es sufrimiento, debido a que cuanto más amamos más sufrimos el desprendimiento.
6. Somos seres insatisfechos: Somos seres insaciables que busca pero no encuentra. Lo que George Steiner expone como “la tristeza de la saciedad que sigue a todos los deseos satisfechos”.
7. Seguir al gran líder: somos seres humanos que amamos la libertad pero adoramos las cadenas. Seguimos fácilmente a quien da soluciones fáciles o respuestas convenientes a nuestras angustias.
8. Nos autoengañamos: protegemos nuestras creencias y nuestras ideas desconociendo muchas veces la evidencia. Tendemos a negar la realidad si está en contraposición de nuestras convicciones. Queremos la sinceridad de otros pero nos negamos la nuestra.
9. A propósito de las drogas, Huxley dijo: “somos al mismo tiempo beneficiarios y víctimas de la cultura que vivimos” por miedo a la sociedad y la cultura renunciamos, muchas veces a la libertad de pensar por sí mismos. “La vida humana se vive en el ambiente de la cultura, en el teatro de la sociedad. Rechazamos a los auténticos”, ejemplo de esto puede ser el personaje de Meursault de El extranjero de Albert Camus o el personaje Bloch de El miedo del portero al penalti de Peter Handkle.
10. Sobrepoblación: la tensión entre lo individual y lo colectivo. Queremos a los demás pero nos queremos más a nosotros mismos. Por eso, cuando pedimos igualdad, en la mayoría de los casos, lo que pedimos es exclusividad.
El segundo capítulo, Huxley y la salud pública, inicia con el problema de salud que sufrió Huxley por causa de una fuerte infección en un ojo que le costó la visión parcial por varios años. Esto le permitió pensar en la complejidad biológica y las limitaciones de la ciencia médica.
Otra experiencia transcendental que vivió y sufrió Huxley fue la muerte de su primera esposa, María. Esto le permitió comprender la idea de que una muerte digna hace parte de una vida digna. Así mismo le permitió dilucidar sobre la prolongación de la vida sin una calidad para vivirla, resulta ser una extravagancia y arrogancia de las tecnologías médicas. La tiranía de la esperanza es difícil de evadir.
En el tercer capítulo, Huxley y las sustancias psicoactivas, Alejandro Gaviria destaca dos etapas en la vida del intelectual. La primera es la Europea comprendida entre 1925 y 1937, la etapa de la novela Un Mundo Feliz, especialmente de la droga que aparece en la novela sobre la felicidad: soma. La cual es considerada por Huxley como una forma de control y represión por parte de los gobiernos. Y la segunda etapa es la norteamericana comprendida entre 1945 y 1963, pertenece a la novela La Isla, especialmente la de la droga Moksha, considerada por Huxley como la liberación.
Este cambio de pensar sobre el uso de los psicodélicos se da por acercamiento que tiene con el consumo de la mezcalina y el LSD. De esta manera, se inicia una justificación detallada a favor de la regulación y consumo de las drogas psicodélicas No en vano, el abuelo de Aldous, Thomas Huxley era un defensor de la regulación del consumo de drogas.
El cuarto capítulo, Aldous Huxley y la crisis ambiental. Thomas Huxley, abuelo de Aldous, era un promotor de las ideas de Darwin. Teniendo en cuenta estas ideas, Aldous considera que los hombres no estamos por encima de los demás seres vivos. Ver Página 78 del libro. Así mismo, piensa que el desequilibrio natural corresponde a la sobrepoblación: idea neumaltusioana. Y que la producción sin límites afecta de manera cruel a la naturaleza.
El quinto capítulo es dedicado a la educación: Aldous Huxley y la educación. Aldous defendía la idea de que somos seres anfibios, es decir, somos capaces de vivir en varios mundos. Razón por la cual, en la Isla muestra la educación centrada en poder llevar las artes , las humanidades al campo de las ciencias y viceversa. Con el fin de poder tener una visión más completa y compleja de la vida. Para Huxley, “la ciencia y la literatura eran manifestaciones complementarias del espíritu humano”. Por esto, no le resultaba provechoso la idea de concentrarse en una especialidad.
Esta concepción de la educación propicia la contemplación y la razón para poder evitar la sobresimplificación y la sobreabstracción propias de las ideologías que construye el ser humano como únicas narrativas de vida. Huxley le tenía el antídoto: El escepticismo como idea fundamental para pensar de que otro mundo mejor es posible o que otro fin del mundo es posible.
El sexto acápite trata sobre Huxley y el progreso. En este apartado se trata el tema de la libertad, se argumenta que el ser humano no necesita la fuerza y la opresión para perder la libertad. El ser humano renuncia voluntariamente a la libertad en busca de la comodidad. “Añoramos la libertad pero amamos las cadenas”.
Otro tema es la tecnología, Huxley creía que era necesario y sano sopesar los beneficios y los costos que ofrece la tecnología en la vida del hombre. Puesto que temía en que se convirtiera en un instrumento eficaz de dominación colectiva.
Ahora bien, otro tema que guarda relación con la tecnología es el progreso, Aldous afirmaba que esta puede traer progreso social pero difícilmente puede brindar progreso moral. Para Huxley el progreso tiene que ver con la felicidad, la creatividad y la moralidad.
El capítulo séptimo, Huxley y Colombia, una historia rescatada del olvido, cuenta que en 1961 la casa de Aldous Huxley ardió en llamas, quemándose toda su correspondencia y su biblioteca personal. Logró salvar el manuscrito de su novela La Isla. Sus biógrafos no lograron encontrar otros documentos que fortalecieran sus investigaciones.
Navegando en internet y buscando artículos sobre la guerra contra las drogas, Alejandro Gaviria encontró un manuscrito que tenía una conexión con Colombia en una librería de antigüedades. Este tenía una carta que iba dirigida a un tal Mr. Ibáñez y a la Universidad Nacional de Colombia. Él averiguó y encontró una respuesta de parte de Álvaro Castillo Granada, librero de San Librario: Mr Ibáñez era Jaime Ibáñez Castro, un manizaleño que dirigía la revista de la Universidad Nacional tras la salida de Fernando Charry Lara. Este autor logró publicar en dicha revista el artículo de Huxley titulado Reflexiones sobre el progreso.
En el último capítulo Las puertas de mi percepción, Alejandro Gaviria cuenta la experiencia de atención y compasión que experimentó tras consumir LSD. Le permitió ver el mundo desde la contemplación y la compasión. La historia con el joven venezolano muestra el asombro de estar en este mundo. También reafirma la tesis de Huxley sobre las drogas psicodélicas.