Una vez más en Colombia volvió a pasar, las pocas familias que son dueños del país fueron incapaces de defender a los pobres, incapaces de tener un poco de humanidad, de mantener durante seis meses a su fuerza de trabajo. No, no resistieron ni siquiera dos meses y ya señoras bien como la Vicepresidente está llamando a sus pobres atenidos, otra vez creen que en este país hay desigualdad porque acá hay gente muy vaga que no le gusta trabajar y otras que son echados pa’lante y si han hecho platica.
Pilas, los ejemplos de estas aperturas donde la pandemia, eso de acabar por decreto una pandemia, puede costar muchas vidas. Lo positivo es que los ricos no van a morir. Como en la guerra contra las Farc, contra los paras, los vuelven a poner los pobres. Y ahí pasará lo que pensamos se iba a evitar al principio de la pandemia, morirá la gente en las calles ante las cámaras de la gente y no pasará nada.
Los centros comerciales abiertos, no estarán los dueños de los almacenes, por supuesto, estarán sus empleados dándole la cara al virus. Si hay una oleada ¿quién será el responsable? ¿se dirá la verdad? A mi lo que me desespera es la resignación cristiana con la que los pobres van al matadero, ¿nadie dice nada? ¿no habrá una rebelión? No, hay hambre y desprecio. Nadie puede soportar tanta, tanta ignorancia de generación tras generación.