Después de 105 días de restricción al placer sensorial acumulado, de los colombianos, ejercido por el neuromarketing al servicio de los medios de comunicación masiva, llegó el día D, el desembarco de la dimensión emocional del consumidor enajenado por el poder, la autoridad y la tradición judeocristiana para mendigar dádivas; pensamiento mágico del descuento comercial, prometido como recompensa al confinamiento por el superhombre nietzscheano en representación del omnipresente y todopoderoso dios mercado.
Una vez más la clase media bancarizada, y empoderada con el dinero plástico y digital, se inca de arrodillas ante el capitalismo rabioso, propagando el virus del consumo hedonista a toda a la población a través del efecto rebaño, dónde el placer de la razón, como única vía hacia la verdad según Parménides, cede el paso a las limitaciones sensoriales y teóricas del consumidor para tener la habilidad y destreza de abandonar el río del dios mercado y poner en solfa los cimientos del día sin IVA evitando caer en cascadas sin fin de endeudamientos con los ángeles guardianes del dinero plástico en la economía globalizada.
La distopía creada, armonizada, coreada y orquestada desde el cuarto poder y para el poder del sistema de economía de mercado, parafraseando a Sócrates, el cual no paraba de caminar como método para tomar pensamientos “en forma” (Navajas, 2019), desplazó la paideía griega e impuso la paideía romana como instrumento mediático para canalizar los episodios de pánico existencial; de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos, con base en la teocracia institucionalizada en el Estado.
La avalancha del día D, del neuromarketing, catapultó a Colombia ante los ojos del mundo como nación en plena UCI urgida de respiradores para exfoliar el colesterol mental (complejos, resentimientos, emociones represadas) del germen de la clase media y poder remitirla a la sala del nirvana antes del retorno a la normalidad “anormal” del inducido COVID-19, como lo develarán los archivos decodificados de la historia siglo XXI.
A manera de colofón del día sin IVA en una república bananera como Colombia, estructurada por la paideía romana que impone marcos mentales, quedará con la patente para institucionalizar el FCC (Friday Customer Covid), donde el derecho fundamental a la vida sana, cede el paso a las métricas del KPI del neuromarketing, en el pico más alto de la crisis sanitaria, en el contexto de los fundamentos profundos del capitalismo sin sentimientos.