El Valle de Aburrá posee unas condiciones únicas que lo hacen más vulnerable frente a la contaminación ambiental. Dado que ni su topografía ni su clima se pueden intervenir los esfuerzos se concentran en controlar las emisiones y proyectar una ciudad sostenible. Y es que las ciudades que viven con estos obstáculos naturales hacen todo lo que tienen en su alcance por cambiar el destino que parece irreversible. Y los paisas, en ese sentido, van por buen camino.
Al deseo de convertir a Medellín en 2030 en la capital de la movilidad eléctrica de América Latina, se le suma otra ruta de desarrollo sostenible, el PIGECA, Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire del Valle de Aburrá, con medidas a corto, mediano y largo plazo.
El PM 2.5 es el material particulado microscopio que más afecta el aire en el Valle de Aburrá. Esta sustancia proviene en un 81 % de las fuentes móviles (automóviles) y en un 19 % de las fuentes fijas (producción industrial). En 2016, el Área Metropolitana, en compañía de los 10 municipios que la integran, y con Medellín a la cabeza, emprendieron una tarea en pro de medir y generar acciones en contra de la contaminación que se registraba, debido a la emisión de gases y agentes contaminantes, poniendo a la capital paisa en la vanguardia de la responsabilidad diaria de medir y monitorear el aire que respiran sus ciudadanos. Y así, garantizar la prioridad institucional y ciudadana de mejorarlo.
Hoy hay 22 estaciones repartidas por toda el área metropolitana con las que el Siata (Sistema de Alerta Temprana de Medellín) monitorea permanentemente el aire de la ciudad. Esto, sumado a los metrocables, los 64 buses eléctricos de metroplús, el tranvía, los taxis eléctricos, los senderos peatonales y las ciclorrutas, las 2.000 bicicletas de Encicla y los 800 buses renovados del sistema TPM (Transporte Público de Medellín), buscan garantizar a futuro una ciudad merecedora de un aire limpio para respirar.
Por otro lado, los avances en las labores de reverdecimiento, implementación de muros verdes, corredores verdes y el cambio de pisos duros por blandos en el marco del Proyecto Urban GreenUP que busca saturar de verde el espacio urbano han sido tan exitosos que fueron premiados por la Comisión Europea el pasado mes de marzo.
Con acciones como el PIGECA (Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire del Valle de Aburrá), el Pacto por la Calidad del Aire y los planes de movilidad empresarial sostenible, entre otras, se busca que en 2030 Medellín sea la capital de la movilidad eléctrica en América Latina. Los esfuerzos también se dan entorno a la educación y la conciencia ciudadana para adoptar mejores hábitos que ayuden a trascender la cultura de la movilidad con la que los paisas están realmente comprometidos.