Una de las acepciones que más utiliza el pueblo colombiano es la de “la avionada”, que entre muchas definiciones tiene “avivatada” y también, “ir una mujer de hombre a hombre haciéndoles ofertas sexuales" o “alucinado por consumo de drogas” (Wikipedia). Las avionadas o avivatadas son muy propias de los politiqueros clientelistas, demagogos y populistas que en plena campaña lanzan críticas y dardos a los programas del Gobierno saliente y de sus contrincantes, pero que una vez elegidos hacen lo mismo o peor, profundizando los graves problemas de la población.
El anuncio del presidente Gustavo Petro, en el sentido de que “la Fuerza Aérea Colombiana contará con una fuerza de superioridad aérea que reemplazará nuestros viejos aparatos K-fir”, es el típico caso de esas avionadas, puesto que cuando era senador y posteriormente como presidente electo se mostró como un crítico acérrimo del expresidente Duque cuando anunció la compra de nuevos aviones: La revista Semana del 22 de junio de 2022 publicó: “Atención: Todo avión que se compre para instituciones públicas en estas semanas, se vuelve a vender: mensaje de Petro a Duque”. Entonces el costo planteado por Duque era de 4 mil millones de dólares, cerca de $14 billones, hoy Petro asegura que serán $25 billones. Los alfiles de Petro no han salido a denunciar de cuánto sería la comisión, como sí lo hicieron con Duque.
Esa “petroavionada” contiene otra, que es la financiación de la compra de los aviones, que según los analistas sirven más para conflictos con otros países que para el control interno, obedeciendo a la presión de los altos funcionarios de EE. UU. que ejercen realmente el gobierno en Colombia. El portal Infodefensa, especializado en asuntos militares, informó: “Biden le recuerda a Petro la oferta de cazas F-16 para la Fuerza Aérea Colombiana. Durante la llamada telefónica que mantuvieron ambos mandatarios –el 21 de junio pasado–, Biden insistió en que la propuesta estadounidense sigue sobre la mesa…
En su reciente visita a Washington, el ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, reconoció que conversaron sobre esos aviones, pésimo negocio que también intentó Iván Duque –y en plena reforma tributaria de Carrasquilla–, pero que tuvo que engavetar ante el airado reclamo ciudadano, una vez se supo que iba comprar veinticuatro F-16, aviones que a precios de hoy cuestan 5.352 millones de dólares, es decir, 25,5 billones de pesos” –artículo de Jorge Robledo en el portal MasColombia, 23 diciembre 2022–. En su petroavionada, el presidente dijo que “no se gastará un solo peso de la reforma tributaria ni de la inversión social en aviones de combate”, cuando todo es tan evidente. Otro insulto a la inteligencia de los colombianos.
La lista de petroavionadas viene creciendo a escasos cinco meses de iniciado su mandato: la austeridad pregonada no aparece; por el contrario, son notables las denuncias del derroche de lujos desde su posesión. Para poder mantenerse en el poder les repartió a clientelistas y politiqueros la burocracia y negoció no revisar el escandaloso salario de los congresistas. La condonación de las deudas del ICETEX se quedó en una cortina de humo. No se elimina el ESMAD, sino que lo reafirma con algunas modificaciones. La reforma tributaria que dijo ser contra las 4 mil riquezas más grandes terminó afectando la comida de millones de colombianos. Los productores nacionales le reclaman su promesa de renegociar el TLC con EE. UU.
¡En general las petroavionadas indican que “el mesías” de carne y hueso es un demagogo-populista!