Me sentí muy conmovida al leer la columna La estafa de los fondos privados de pensión, publicada el 28 de febrero en el periódico El Espectador. Y posterior Nota Ciudadana en Las2Orillas Yo soy una de los tantos colombianos que está viviendo la situación que allí se expone.
Tomé la decisión de pasarme a los fondos privados pues el asesor que, por cierto, nos visitó insistentemente, nos aseguró que la condición pensional sería más ventajosa, que los beneficios serían mejores y con un monto mayor, que en ningún caso nuestra situación sería desventajosa frente al Régimen de Prima Media, que podríamos aspirar a una pensión anticipada y que solo teníamos que firmar un documento.
Nunca nos hicieron una proyección. La proyección la conocí hace poco tiempo cuando, llegando a mi tiempo de jubilación, me acerqué a las oficinas del fondo privado y quedé escandalizaba. Efectivamente, el artículo del periódico describe la realidad dolorosa de desamparo económico en el que vamos a quedar precisamente en el momento de la vida en que, luego de haber trabajado por años y aportado para una pensión, esperamos tener la seguridad y la tranquilidad de que no vamos a ser una carga para nadie. Por lo menos esa era mi esperanza.
Solo le pregunto a los representantes de los fondos privados ¿qué individuo medianamente inteligente, con una profesión y especialización, luego de haber trabajado durante años para una pensión honorable, quiere vivir con un salario mínimo en su vejez, pudiendo haber tenido cinco y hasta seis veces esa pensión en el Régimen de Prima Media? La única respuesta que hay es que los fondos privados en ningún momento están pensando en nuestra vejez sino en sus utilidades económicas y, aunque insistan en negarlo, nos engañaron.