El 2016 fue el gran año para el youtuber cristiano Oswaldo Ortiz. En unos meses y gracias a las cartillas que lanzó el Ministerio de Educación, en cabeza entonces de Ginna Parody, el autodenominado pastor digital pasó de tener 5 mil seguidores a 25 mil. Desde entonces se ha convertido en una figura pública hasta el punto de que en las elecciones al congreso del año pasado en donde solo tuvo 23. 586 votos y no alcanzó a entrar al senado. Su retahíla homofóbica le jugó en contra.
Un año después tendría toda la posibilidad de ser senador. La pérdida de la curul de Antanas Mockus le abre las puertas. Detrás de la demanda estaba José Abuchaibe, abogado de Ortiz
Ortiz es un abogado de 36 años, quien en cada una de sus intervenciones ha eludido, por motivos de seguridad, según él, dar datos sobre su vida. Dice que tiene varias hijas, nunca menciona cuántas, que es evangélico y que es un pastor digital. Su agenda lo tiene todo el tiempo ocupado entre Bogotá, Cartagena y Miami.
La publicación de las cartillas de convivencia, como parte de la política del Ministerio de Educación en tiempos de Gina Parody, prendió las alarmas entre las iglesias cristianas y sacó a la luz el poder de convocatoria de pastores como Oswaldo Ortiz y la diputada Ángela Hernández. Los dos se juntaron para filmar este vídeo en la Plaza de Bolívar de Bogotá, con el capitolio al frente, y para acusar al congreso de “poner en riesgo la heterosexualidad de nuestros hijos”. El vídeo, que lo convirtió en el pastor youtuber, se volvió viral y se convirtió en una pieza clave en la convocatoria a las marchas masivas contra las cartillas de convivencia que educaban en el respeto a la opción sexual desde la infancia en los colegios.
El gesto de imitación de comportamientos de amaneramiento de algunos homosexuales se volvió una constante en sus vídeos, lo usaba para burlarse de la comunidad LGBTI. Los trataba de “La Comu” con gestos exagerados en su tono de voz. Además, criticaba con fervor a los medios que, según él, habían caído en el juego de defenderlos. Ortíz se refiere al “lobby gay”, una suerte de infiltración de homosexuales en los centros de poder, especialmente en los de la información.
En cada entrevista ha dejado claro que él no es homófobo sino pro-heterosexual. Además, ha puesto de manifiesto que si alguna de sus hijas resulta ser homosexual, él la abrazaría todos los días y le diría que la ama. Tiene un poder de convocatoria inusitado para un pastor que no tiene iglesia. En su celular hay por lo menos 80 grupos de whatsApp, con 120 personas, todos están atentos a sus movimientos. Su alboroto, en días previos a la marcha lo puso en el escenario nacional y lo consolidó como pastor virtual.
Ahora, con el problema de Mockus, las puertas del Congreso podrían abrirse para él.