“Fuera Osorio” era el grito unánime del estadio Azteca después de su último partido antes de viajar a Rusia, “No te queremos Osorio”, le gritaban. Osorio ni se inmutaba. El rechazo lo ha sentido desde que llegó sorpresivamente en el 2015, luego de que se barajaran nombres como Bielsa o Lippi, México se decidió por el ex técnico del Atlético Nacional y Sao Paulo. Apenas se conoció su nombre personalidades como Hugo Sánchez, el mítico goleador del Real Madrid, tronó “México es potencia mundial, ¿por qué nos tiene que dirigir un colombiano”. El escándalo sexual en el que se vio involucrada la selección antes de viajar a Rusia, exacerbó aún más la mala vibra contra Osorio. Para colmo de males debuta contra el ultrafavorito Alemania. Juan Carlos Osorio está acostumbrado a la adversidad.
Se fue cuando tenía 24 años a los Estados Unidos. En Colombia nada le salió. Debutó con el Deportivo Pereira en 1981 pero nunca pasó de ser un defensa mediocre. Su abuelo le dijo que se fuera que él le iba ayudar allá. Llegó en 1985 a Nueva York con la firme intención de dominar en un par de años el inglés. Nada fue fácil. La ayuda del abuelo no le alcanzaba así que tuvo que picar pala para abrir carreteras, ser mesero en cafeterías y hasta mensajero antes de entrar a estudiar en la Universidad de Connecticut Ciencias del Ejercicio y Rendimiento Humano. Se graduó en 1990 y se fue a Ámsterdam en donde cuatro años después obtuvo el título de entrenador de la Liga de Fútbol de Holanda. Esperó, siempre tuvo paciencia, y once años después el mítico jugador inglés Kevin Keagan le dio la oportunidad de ser su asistente técnico en el Manchester City.
Los que lo conocen saben que no sabe hablar de otra cosa que no sea de fútbol. En pleno mundial de Brasil, a donde fue por su cuenta a estudiar los últimos métodos de los entrenadores más prestigiosos, periodistas como Hernán Peláez, Iván Mejía o Carlos Antonio Vélez le hacían fila para desayunar con él. Sobre un papel armaba y desarmaba formaciones. El mundo es una pelota y Dios es redondo.
Cuando en mayo del 2015 lo anunciaron como nuevo técnico de la Selección mexicana la prensa se rasgó las vestiduras. El columnista Salvador Aguilera afirmó que la Federación mexicana cometía un gran error contratando a Osorio mientras el periodista de Espn, David Faitelson, afirmaba que se traía al técnico que se pudo, no al que se quería. Los mexicanos soñaban con Jorge Sampaoli, Marcelo Bielsa o el alemán Jurgen Kopp. Osorio había dirigido en el 2011 al Puebla con muy malos resultados y aunque lo ganó todo con el Atlético Nacional, su paso por el Sao Paulo brasilero no había sido el mejor. Eso sí, jugadores tan experimentados como el portero Rogerio Ceni afirmaron que Osorio era el mejor técnico que lo había empleado.
No hay selección de fútbol más difícil para dirigir que la mexicana. La prensa nunca está conforme. En Brasil y Argentina se les exige a los técnicos títulos, pero hay una tradición que justifica esta exigencia. En México no. En México sueñan con ser campeones del mundo sin siquiera haber ganado una Copa América. Por eso, aunque Osorio solo ha perdido dos partidos de los 35 que ha dirigido con México, si tiene al equipo a punto de clasificar al Mundial de Rusia y metió a la selección manita a unas semifinales de Copa Confederaciones después de 12 años de no hacerlo, en México lo detestan. La razón del resquemor fue el partido por cuartos de final de la Copa Centenario que México perdió 7 goles a 0 con Chile.
El gran logro en este mundial sería llegar a cuartos de final, algo que solo han logrado en las dos ocasiones en que fue sede del evento. Sus jugadores, que lo idolatran, creen que lo pueden lograr.