Las guerras actuales en el medio oriente, la civil en Siria, la del Estado Islámico contra Irak, la persecución a los kurdos, los alzamientos de los hermanos musulmanes, los secuestros de Boko Haram en Nigeria, el maltrato a la población en Yemen por lo Hutiés, la intervención de los árabes en el conflicto, entre otros, ponen de presente la primera novela del escritor turco Orhan Pamuk, llamada Cedvet Bey y sus hijos.
El autor, premio nobel de literatura en el 2006, en más de seiscientas páginas, y quién define esta obra como decimonónica, nos da una visión detallada sobre la historia política de Turquía desde la caída del imperio Otomano hasta el surgimiento de la república, lo que nos permite comprender a fondo la cultura, la geopolítica de un país musulmán en el Medio Oriente.
Nos encontramos con tres generaciones de una familia que logra surgir en el entorno social y económico de la Turquía de principios del siglo pasado, gracias a que su protagonista Cedvet Bey, consigue volverse un comerciante destacado en una nación rural atrasada económicamente, que veía en esta actividad progreso y condiciones económicas favorables.
Aquí Pamuk nos transporta desde la abolición del sultanato de Mehmed Vahiddin en 1923, hasta la llegada al poder de Kemal Atartuk, quien lideró un movimiento político y social para que Turquía adquiriera las costumbres y el estilo de vida occidentales.
En este afán por convertirse en una república moderna, Atartuk abolió la monogamia, introdujo la educación y la legislación laica, adptó el calendario gregoriano y el alfabeto latino, acabó con la ley que permitía que el imperio adjudicara los apellidos a la población, entre otras decisiones que propugnaron por un estado que dejara de ser el adversario político, económico y militar de Europa para pasar a convertirse, hoy en día, en candidato opcionado para ingresar a la Unión Europea.
La evolución de la economía turca, y los privilegios de una clase social que se veía a sí misma como la más respetada y admirada en su entorno, gracias a la consecución de negocios muy prósperos con los cuales alcanzaban una vida de riqueza, posición social, viajes a Europa, y un patrimonio sólido que heredarían sus descendientes, es el rol esencial de Cedvet Bey, el protagonista y cabeza de la próspera familia.
La personalidad de los hijos hombres de Cedvet los construye Pamuk a través de Osman, un típico negociante y comerciante como su padre, quien desea el dinero y la vida de confort y comodidad, y Refik, en el otro polo, un amante de la escritura, un existencialista que se hace preguntas filosóficas y cuestiona los cambios sociales de su país.
Las mujeres como Perihan, esposa de Refik, Nazli, novia de Omer, Ayse, hija de Cedvet y Nigan Hanim, esposa del mismo e hija de un bajá, tienen un papel secundario de obediencia, sumisión y dependencia económica y social en los roles de esposas, hijas, cuñadas y suegras a través de la novela.
Los privilegios de una clase
El escenario principal lo sitúa Pamuk en su amada Estambul, en la cual la burguesía tiene lujos en su modus vivendi que les permite usufructuar unas mansiones amplísimas donde conviven los padres con sus hijos, sus respectivos conyugues y los hijos de los hijos, y en la que se hacen imprescindibles los sirvientes, el jardinero, el cocinero, etc, con el fin de complacer las veleidades y costumbres propias, e imitar los dictados europeos en el modus vivendi.
Se detiene en un barrio para ricos llamado Benoglu, y en los viajes en los veranos de la familia de Bey a una casa de campo ubicada en Heybeli, una de las islas a la cual se desplazan los burgueses para el descanso estacional, lo que marca los privilegios de las clases altas en el país.
El novelista nos recrea con las reuniones familiares en las horas de las comidas donde se comparten platos de la gastronomía turca como el gusto por las berenjenas y las verduras, las aceitunas, los aceites de oliva, el cordero, las especias y postres. Igualmente, las idas a la mezquita para orar, las reuniones entre los hombres y mujeres alrededor de los samovares con el té, y el deleite masculino con la tertulia alrededor de los licores, el café y el tabaco.
Pamuk nos recalca la influencia de las culturas foráneas (francesa y alemana) en la que los adinerados cultos prefieren a autores y a escritores europeos como Voltarie, Rosseau, Flubert, poetas como Boudelaire, Holderling, filósofos como Nietzche, que logran desplazar a narradores autóctonos en el tema de la literatura como Namin Keaml o Fibret.
Su estilo narrativo y la fuerza de la trama se conjugan para construir unas imágenes literarias en las que se vislumbra el camino que lo va a conducir a convertirse en uno de los grandes y representativos escritores de la literatura contemporánea, con reconocimiento tanto en la cultura occidental como en el oriente.
Sin duda el libro, nos permite comprender el entorno actual de los conflictos en el medio oriente ya que nos recrea a fondo con las costumbres milenarias de esta nación a la que vemos evolucionar pero también afianzar su identidad, valores y tradiciones antiguas.
El escritor que une a Oriente con Occidente
En Pamuk también encontramos el periodista y analista que hace pronunciamientos a través de sus artículos, conferencias, entrevistas que le han valido fuertes críticas en su país y en la órbita del mundo musulmán.
En múltiples entrevistas, Orhan Pamuk ha declarado que Turquía ya no es una sociedad campesina gobernada por el ejército, institución que aparece en la novela como relevante en la estructura de poder, que fue admirada y acogida por buena parte de la sociedad turca, no solo entre las clases altas sino en el grueso de la población, así como temida y criticada por otros.
Rememoramos su enfático pronunciamiento sobre el genocidio de los turcos contra los armenios y los kurdos,( 1915- 1923) durante el imperio otomano, “Un millón de armenios y treinta mil kurdos han sido asesinados en estas tierras, y nadie habla de ello y a mí me odian por hacerlo”, declaró en el 2006 lo que le costó un proceso judicial en el que gracias a la presión de escritores internacionales como Graham Green o Saramgao, Amos oz, entre otros, lo libraron de ser encarcelado.
Igualmente, ha cuestionado al gobierno de Erdogan, presidente actual, por su política continuista discriminatoria contra el pueblo Kurdo al que considera debe respetarse y admitirse como una minoría étnica sustancial.
El libro negro, La maleta de mi padre, Estambul, Nieve, El novelista ingenuo y el sentimental, El castillo blanco, El astrólogo y el sultán, Me llamo Rojo, La casa del silencio, La vida nueva, entre otros libros, lo convierten en uno de los escritores de mayor resonancia en el mundo. Su talento, fuerza y poder con el lenguaje lo sitúan como uno de los grandes en la literatura actual.
