Los que, fieles a la Coalición Centro Esperanza y permanecimos fieles hasta último momento, ya estábamos contados y la derrota cantada. Fajardo, matemático, no necesitaba hacer uso especial de sus conocimientos para saber, hace rato, que quedaríamos de cuartos. De ahí lo admirable de la infatigable campaña que emprendió con su fórmula, Gilberto Murillo, hasta último momento, del despliegue de buenos argumentos en los debates, de la divulgación de un excelente programa.
De aplauso el trabajo de los activistas voluntarios que en las calles y en los laberintos de las redes sociales apoyaron, sin muestras de desánimo, a Fajardo y su vice, sin duda, los más idóneos para dirigir el país. Y, más allá de fórmulas programáticas, el respeto que siempre mostraron, candidatos y seguidores, frente a los adversarios de la contienda electoral. La manera digna de enfrentar toda suerte de ataques provenientes de lado y lado, sin duda, fue única (“quemamos a Fajardo”, decía una ilustre senadora electa del PH).
Me siento orgulloso de haber votado por Fajardo el 29 de mayo.
Pasada la primera vuelta vienen, por supuesto, las preguntas. Ya lo del centro ha sido dicho: demasiada pelea interna, demasiadas diferencias alrededor de trivialidades, poca capacidad de construir un proyecto ganador. Los acontecimientos de la coalición que llegaban a los medios eran, justamente los de las diferencias. Así, difícil.
Y en la medida en que se reducía la participación de Fajardo en las encuestas, obviamente, la deserción fue en aumento. Lo que obtuvimos en la primera vuelta es bastante inferior a la suma de las votaciones en las consultas internas realizadas el día de las elecciones para Congreso. Ignoro si habrá más oportunidades en el futuro para lo que muchos hemos llamado el centro…
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Su claro triunfo sobre Federico Gutiérrez tiene aterrados a millones, a más de un clan político, a más de un político infalible y calculador y también a más de un deportista y periodistas
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A pesar de que algunas encuestas recientes apuntaban a la posibilidad del paso a segunda vuelta del candidato Rodolfo Hernández, la verdad es que su claro triunfo sobre Federico Gutiérrez tiene aterrados a millones, a más de un clan político, a más de un político infalible y calculador y también a más de un deportista y periodistas. A mí, en particular, admirador de programas y argumentos y buena fe, me sorprende mucho su ausencia en el “portafolio” político del exalcalde de Bucaramanga.
Esto de Rodolfo Hernández no tiene antecedentes. Los gurúes de la política criolla fuera de tiesto. Que César Gaviria, con más de 40 años en el mundo de la política y la administración pública le haya apostado al caballo perdedor, Fico, no tiene explicación. Los partidos, o lo que queda de ellos, parte del liberal, el conservador, los señores de Cambio Radical, de la U y, por supuesto, los del Centro Democrático, equivocados. Álvaro Uribe, ese zorro de la política, ese hombre que siempre ha sentido que maneja el tinglado del poder en Colombia, que hace ocho años decidió sacar a Pacho Santos de la contienda interna del CD para imponer a Zuluaga, que puso a Santos y a Duque, que saca a Óscar Iván para aclamar a Federico Gutiérrez en el 2022… ¿qué sentirá hoy del repudio de los votantes?
Pero del otro lado las cosas no son a menor precio. El exrector Wasserman escribió en la noche del 29 dos certeros trinos: “Gustavo Petro ganó la batalla, perdió la guerra”; “Ni un voto de Fico va para Petro. Sumen…”
Así es, había claridad total del triunfo de Petro sobre Gutiérrez en segunda. Ahora el cuento es a otro precio muy distinto. Tiempo de cosecha: la soberbia de parte de la dirigencia petrista, incluyendo en algunos la seguridad del triunfo en primera vuelta y, por supuesto, el desprecio hacia Rodolfo Hernández (los vituperios en contra de Fajardo y sus seguidores fueron pan de cada día) estaban a la orden del día. Hace tres semanas ninguno de los estrategas del Pacto Histórico hubiese imaginado que Fico sería desplazado por el ingeniero.
Me pregunto que estarán pensado y sintiendo Benedetti, Barreras y otros, tan versátiles, que consideraban la imbatibilidad de Petro como un hecho incontrovertible.
Tres semanas son mucho tiempo y cualquier cosa puede pasar. Lo que las encuestas dicen es que en segunda vuelta, entre Petro y Hernández, no es claro que gane el primero. ¿Seguirán en la soberbia?
El 29 por la noche leí un “retweet”, uno más, de alguien del PH, que decía:
“Qué mamera ese centro que no aporta nada, inexistente, que es casi un traspiés para todo en este cochino país. Nadie tiene por qué “seducirlos”, ustedes son los que tienen que ser responsables con el país. Manada de hptas!”
Difícil el cuento de la imbatibilidad si la Colombia Humana siguen en esas… Así no sumarán lop que necesitan en segunda.
En cuanto a los políticos, saben reacomodarse. Veremos adhesiones a granel a la campaña de Rodolfo Hernández. Y algunos hondos arrepentimientos, como el de la periodista que durante menos de dos días sonó como fórmula vicepresidencial de Hernández, oferta que deshechó, porque como muchos, no daba un centavo por la viabilidad política del ingeniero. ¿Qué sentirá de solo pensar que, en efecto, podría haber ocupado el palacio vicepresidencial?