Marcado contraste entre aspirantes a la Presidencia de la República en reciente visita a Popayán. El exprocurador Alejandro Ordóñez, convirtió esa sonrisa sardónica en dentellada frustrada —como caballo con frenos frente a una cascara de banano— cuando Fabrit Cruz le preguntó si era ético aspirar a la presidencia después de que en diferentes medios de comunicación fuera cuestionado por nombrar a la entonces esposa del jefe de la mafia de los togados, el exmagistrado Leonidas Bustos, en un alto y bien pago cargo en la Procuraduría que él dirigió para que ella incrementara su pensión cuando ya estaba jubilada, entre otras acciones similares con los familiares y amigos de otros magistrados para asegurar su reelección, motivo por el cual fue destituido cuando después de dilatar el proceso ya casi terminaba su mandato. Visiblemente molesto por la pregunta respondió que si no se dejó encerrar de Néstor Morales de la W radio, menos lo haría por él, y en seguida despotricó de los medios de comunicación, dijo “que son como un zoológico”, y al igual que lo hacen Trump y Maduro con el New York Times, la CNN y Caracol Televisión, aseguró que ya no les creen y glorificó a las redes sociales donde pueden circular toda clase de verdades y mentiras como las que deambularon impunemente antes del plebiscito de octubre del año pasado.
Esta vez no tuvo tiempo de hablar del monseñor Lefevre, de las misas en latín, las cofradías de la virgen y sus alianzas con pastores protestantes antes que con el papa Francisco, porque no le hicieron las preguntas que quería para difundir su evangelio de tiempos de la Inquisición y quema de libros paganos, el cual piensa sellar en alianza con sus carnales Uribe, Vargas Lleras, Galat y otros godos por el estilo.
Al día siguiente Fajardo continuando su gira por todo el país para inscribir su candidatura a la presidencia con el respaldo de firmas y no por el aval de uno de tantos partidos, llegó a Popayán después de pernoctar el día anterior en Santander de Quilichao.
Ante gran cantidad de estudiantes y ciudadanos congregados en el amplio auditorio de la Fundación Universitaria de Popayán, FUP, en la antigua sede del ISS, en San Camilo, el exalcalde de Medellín y exgobernador, ayudado por fotografías y videos de obras ejecutadas en comunas de su ciudad y en municipios de Antioquia, expuso su concepción de la política y el buen gobierno basados en el manejo honesto de los recursos públicos, sin dejarse chantajear por concejales y diputados para que les entregaran partidas y cargos públicos en sus administraciones, y con planeación, ejecución y veedurías concertadas con las comunidades para construir obras como megacolegios, centros deportivos, culturales y de fomento a la innovación y al emprendimiento y otros programas basados en la educación en conocimientos, técnicas y valores, como principal motor de desarrollo respetuoso del ambiente, que permita generar fuentes de empleo dignas y permanentes.
“El reto de nosotros en Colombia es escribir una nueva página, con nuevas manos, la cual cambiará los protagonistas ya no se hablará más de guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, ilegales, ni corruptos, en el futuro hablaremos de maestros, maestras investigación, emprendedores, innovadores, construcción del emprendimiento, la cultura como riqueza, ya es hora de darnos una nueva oportunidad en el país”, dijo.
Dos meses antes en la plazoleta de San Francisco, con buena asistencia de público, Gustavo Petro, sancionado por Ordóñez cuando fue procurador, destacó los beneficios que para comunidades pobres de la capital implementó con sus programas sociales de la “Bogotá Humana”. También, esbozó un amplio desarrollo energético y tecnológico basado en energías limpias para superar la era del carbón y el petróleo y otros proyectos de impulso a la creatividad y desarrollo de nuevas industrias, que bien cabrían para campañas presidenciales futuras, pero no para la actual, donde se juega la suerte del país, entre dos caminos: el de los ultraconservadores que utilizando todas las formas de lucha incluida la violencia, lo vienen manejando desde la Constitución de 1886 y el de las fuerzas democráticas, no necesariamente de izquierda, que esperan construir un país moderno con un desarrollo respetuoso del ambiente, de la industria, la agroindustria, la minería, el turismo, con reformas que ordenen la propiedad rural y urbana en beneficio de las mayorías y con los cambios que clama el país para superar el cáncer de la corrupción e ineficiencia que carcomen a la Justicia, Salud, Educación, etc.
Por generar menos resquemores entre diferentes grupos afines (con Robledo, Claudia López y Navarro llegó a acuerdos), creo que Fajardo facilita la unidad de diversos sectores políticos, comunitarios y precandidatos, que desunidos se arriesgan a perder en primera vuelta con el candidato de la derecha unida.
