Celebro la decisión del tribunal contencioso administrativo de imponer una medida cautelar que suspende la explotación de hidrocarburos en el país a través de la perversa y violenta práctica del fracking. Preservar la vida y darle sentido esencial a los recursos naturales deben ser políticas ambientales fundamentales para el territorio nacional. Está demostrado que el fracking no solo trae consecuencias ambientales sino conflictos sociales.
El Consejo de Estado dijo la semana pasada que se debe aplicar el principio de aplicación señalando que la autorización de esta forma de explotación de petróleo trae graves afectaciones a la salud humana, al ecosistema y al medio ambiente.
Podrá ser prioridad de Ecopetrol el uso del fracking, pero discrepo de esa posibilidad porque el Estado debe invertir en conocimiento para desarrollar estrategias que nos permitan generar políticas que promuevan las energías limpias. Hay que hacer mucha claridad a la comunidad sobre el daño tan brutal y las consecuencias que tiene el fracking.
43 bloques petroleros en Colombia
aparecen clasificados
como “yacimientos no convencionales de hidrocarburos”
Si el presidente Iván Duque cumpliera su palabra en sus cien días de Gobierno ya se estaría tramitando una ley que prohíba esta práctica, pues él mismo se opuso al fracking ante distintas comunidades que creyeron en su palabra. Hoy hace todo lo contrario, su ministra de Minas conlleva al país al peligro de perforar la tierra para sacar hidrocarburos. Este mecanismo consiste en la extracción de gas natural a través de la fragmentación de la roca madre de la tierra a kilómetros de profundidad, para luego inyectarle millones de litros de agua mezclada con químicos.
En agosto de 2017, el Ministerio de Ambiente dijo que Colombia no estaba lista para emplear esta técnica y que se requerían por lo menos cinco años para estudiar sus impactos.
Según un informe de la Autoridad Nacional de Hidrocarburos, (ANH) del año 2016, son 43 bloques petroleros en Colombia los que aparecen clasificados como “yacimientos no convencionales de hidrocarburos”. En esas zonas, como San Martín, Cesar, se oponen de forma irrestricta a esta práctica. El fracking es un atropello contra las mayorías populares y el medio ambiente.
