Seguramente muy pocos de ustedes (espero que sí) han escuchado hablar del chorro de Jirijirimo. Un espectáculo natural ubicado en el río Apaporis, en límites de los departamentos de Amazonas y Vaupés. Otra particularidad de este lugar es su jurisdicción dentro del Resguardo-Parque Yaigojé Apaporis, donde operan dos asociaciones de autoridades tradicionales indígenas.
Sin lugar a dudas es un lugar hermoso, y desde hace unos cuantos años ciertas agencias de turismo se han dedicado a promocionar este destino a unos precios poco accesibles. Sin embargo, es cierto qué es difícil llegar a esta zona y se requiere de un buen presupuesto. Las agencias piden mínimo un grupo de 4 personas y un valor promedio de 3.000.000 por persona. El último año, las asociaciones indígenas del Yaigojé Apaporis, quienes tienen la competencia más inmediata sobre este sector, manifestaron de manera directa su inconformidad con esta actividad, ya que el carácter sagrado de este lugar, hace que desde la cosmogonía de los 7 pueblos ancestrales del Yaigojé, estos sitios tengan un manejo especial a cargo de los médicos tradicionales. A parte, no estaban de acuerdo con que unas agencias operadoras se estén lucrando de manera considerable y las comunidades ahí presentes no estén percibiendo nada de dichos ingresos.
Uno de los principales artífices de esta explotación en tiempos modernos, bajo discursos de hacer llegar "remesita", "camiseticas", "ansuelitos" y otros consuelos de bobos, es Thomas Doyer, quien ignorando los comunicados de las asociaciones ha decidido seguir mandando turistas a este sector, y como pago a las comunidades (fuera de unos pagos miserables a motoristas y guías) consideran que el apoyo a las comunidades es dejando jabón, camisetas y remesas que no superan los 200.000 por cada grupo y que deben ser repartidos entre más de 12 familias (en el caso de la comunidad de Unión Jirijirimo).
Esto señala que se sigue percibiendo a la Amazonia como un foco de explotación, donde el bienestar y el derecho de manejar las alternativas que se presentan en territorios indígenas deben ser manejadas por "colombo-europeos" con altruismo escéptico. Sin embargo, existe un interés local de gestionar y administrar las alternativas en los territorios indígenas. Por otro lado, estas conductas por parte de las agencias señalan un desconocimiento a las estructuras de gobierno locales, que son autónomas y con jurisdicción especial sobre los territorios indígenas que gobiernan, viendo entonces que no se toman en serio los comunicados y ordenamientos de las asociaciones del Yaigojé.
Viendo esta situación queda claro la urgencia de reglamentar el turismo en territorios indígenas, pensando en la autonomía y derecho a decidir que entra o no a sus territorios, visibilizando a la vez como hoy en día algunos individuos se niegan en reconocer las concepciones y valores intrínsecos que un sitio "turístico" tiene para los pueblos indígenas del Yaigojé Apaporis.